Los estudios de la OCDE demuestran que el gasto en salud es la variable que más contribuye al estado de salud. Sin embargo, las oportunidades de los gobiernos para aumentar el gasto público pueden ser limitadas. Por lo tanto, el gasto eficiente a través de buenas prácticas de contratación pública es una variable clave para mejorar la cantidad y calidad de los productos y servicios de salud en forma oportuna, contribuyendo así a mejorar los indicadores de salud. Al mismo tiempo, la contratación pública es la actividad gubernamental más vulnerable al mal gasto, el fraude y la corrupción debido a su complejidad, el tamaño de los flujos financieros que genera, y la estrecha interacción entre los sectores público y privado.