10. Algodón

El consumo y el comercio de algodón se recuperaron en 2020 de la bajada registrada en 2019. Sin embargo, la producción cayó a niveles no alcanzados desde 2016, porque resultó por debajo de las expectativas en el continente americano. Por consiguiente, los precios del algodón se incrementaron y alcanzaron los precios del poliéster. Sobre la base del supuesto de que el coeficiente de precios del algodón y otras fibras será más estable durante el periodo de las perspectivas, en comparación con los últimos años, se espera que el consumo industrial mundial de algodón crezca ligeramente de una forma más rápida que la población mundial. La distribución del consumo en todo el mundo depende de la ubicación de las fábricas de tejidos de algodón, a menudo situadas cerca de las industrias textiles y de confección de prendas de vestir. Durante las décadas anteriores hubo un gran cambio en la actividad de las fábricas de tejidos de algodón del mundo desarrollado y la antigua Unión Soviética hacia Asia, en especial a la República Popular China (en adelante, China). El consumo chino alcanzó su punto máximo en 2007 y ha descendido gradualmente, dado que las regulaciones más estrictas y el aumento de los costos de la mano de obra estimularon el cambio de la industria a otros países asiáticos, en especial Viet Nam y Bangladesh. Desde 2016, la disminución del consumo de las fábricas de algodón en China parece haberse detenido y en la edición de este año de las OCDE-FAO Perspectivas Agrícolas se supone una ligera tendencia ascendente para esta década. En la República Popular de la India (en adelante, India), otra gran consumidora de algodón, se espera que el apoyo al sector genere un crecimiento continuo en el uso de tejidos de este producto.

Se prevé que la producción mundial de algodón aumentará 1.5% anual, para sumar casi 28 millones de toneladas (Mt) en 2030. Este crecimiento provendrá de la expansión de la superficie sembrada de algodón (0.5% anual) y del incremento de los rendimientos mundiales promedio (1% anual). Los rendimientos han permanecido estables desde 2004, ya que varios países han combatido problemas de plagas y escasez de agua y porque la participación en la producción de los países con bajo rendimiento se ha elevado. La mejora en términos de genética y la adopción de mejores prácticas agronómicas para asegurar la producción sostenible podrían generar mejoras durante esta década, aunque el crecimiento del rendimiento quizá siga resultando difícil para varios países. India mantendrá su posición como el mayor productor de algodón del mundo y el incremento de la producción se basará principalmente en mayores rendimientos, en tanto se espera que la expansión de la superficie sea limitada en consonancia con las tendencias recientes. En general, en 2030 los actores mundiales de los mercados de algodón serán los mismos que en el periodo base, lo que significa, según las previsiones, que África subsahariana, como región, seguirá siendo para ese año el tercer mayor exportador de algodón en rama (Figura 10.1).

El algodón se comercializa sobre todo en pacas de fibras de algodón en rama. Se prevé que el comercio mundial de algodón en rama rebasará los 11 Mt para 2030, cifra 25% más alta que la registrada durante el periodo base. Por consiguiente, se espera que el comercio mundial crezca ligeramente de forma más rápida que el consumo total, a causa del crecimiento de la demanda en los países sin una gran producción interna del producto, como Bangladesh y Viet Nam, y el estancamiento del uso industrial interno en Brasil.

Después de experimentar una tendencia descendente desde 2017, se espera que durante el periodo de proyección los precios mundiales del algodón se incrementen en términos nominales, en tanto que en términos reales disminuyan ligeramente. Bajo el supuesto de que China retomará sus esfuerzos dirigidos a lograr una economía más verde, es de esperar que la producción de poliéster disminuya. Tal reducción en la tasa de crecimiento de la producción de poliéster contribuiría a elevar los precios nominales del algodón en los próximos años.

Varias incertidumbres afectan al periodo de las perspectivas que se analiza. No se sabe con claridad de qué manera evolucionará el consumo per cápita de textiles de algodón en las economías en desarrollo y emergentes, a medida que los ingresos aumenten y la urbanización continúe, sobre todo si se toma en cuenta la competencia del poliéster y las incertidumbre acerca de en qué condiciones quedará la economía mundial tras la recesión ocasionada por la pandemia de COVID-19. Por el lado de la producción, las proyecciones son sensibles a las plagas y las condiciones climáticas. El cambio climático y su efecto en la recurrencia y la magnitud de fenómenos como las sequías y tormentas constituyen un factor adicional de incertidumbre. La inquietud por la sostenibilidad relacionada con el algodón y las fibras sintéticas seguirá influyendo en la demanda y la oferta de algodón en el futuro. Las tensiones comerciales son otra fuente de incertidumbre para los mercados del producto.

En la primavera de 2020, durante la primera ola de confinamientos al principio de la pandemia de COVID-19, los precios del algodón en rama bajaron fuertemente. El inicio de la pandemia alejó a los consumidores de las tiendas y los comercios minoristas de prendas de vestir resultaron particularmente afectados, lo cual obstaculizó las fábricas de algodón en muchos países. Sin embargo, esta caída de los precios no afectó tanto a las decisiones de plantación como podría haber ocurrido si se hubiese producido esta situación unos meses antes. No obstante, la disminución de la producción de algodón en la campaña comercial 2020/2021 fue la más alta experimentada desde 2016 por diversas razones: una de ellas fue que los precios del maíz y la soya habían, hasta cierto grado, alcanzado a los del algodón antes de las repercusiones de la pandemia de COVID-19, lo cual presionó a la baja a la superficie cosechada de algodón en varios países; otra razón fue que en Estados Unidos de América (en adelante, Estados Unidos), la superficie cosechada se redujo por el mal tiempo.

Después de la primera crisis de demanda, la de bienes fue mayor que la esperada inicialmente, dado que las políticas gubernamentales para sostener los ingresos de los segmentos de la fuerza laboral y el incremento de los ahorros impulsado por la gran disminución de los gastos en servicios sostuvieron la demanda del producto. En consecuencia, la demanda mundial de algodón en rama aumentó en la campaña comercial 2020/2021.

En la campaña comercial 2019/2020, el comercio mundial del algodón en rama disminuyó menos que el consumo y el repunte del comercio mundial en la de 2020/2021 generó los más altos volúmenes comerciales desde los altos niveles sin precedentes registrados en 2012. Si bien los conflictos comerciales internacionales y los efectos de la pandemia sobre el consumo paralizaron la recuperación de las importaciones de China en 2019, en 2020 estas alcanzaron sus volúmenes más altos en siete años. La República Islámica del Pakistán (en adelante, Pakistán) aumentó sus importaciones, respondiendo principalmente al déficit de la producción en 2020. En Bangladesh e Indonesia, las importaciones no se han recuperado del todo de su pronunciada caída en 2019, debido, sobre todo, a los efectos persistentes de la pandemia en las industrias internas de textiles. Las exportaciones de algodón de India, un exportador clave, aumentaron más de 70% en comparación con el nivel de 2019, apoyadas por la depreciación de la moneda nacional y el repunte de los precios mundiales del algodón en la segunda mitad de 2020 y principios de 2021.

Se espera que los precios internacionales del algodón disminuyan en términos reales a lo largo del periodo de las perspectivas, dado que la demanda sigue bajo presión de las fibras sintéticas, sobre todo el poliéster. La reducción de los precios reales equivale a un ligero incremento en términos nominales. Desde principios de la década de 1970, cuando el poliéster comenzó a ser competitivo con el algodón en términos de precio, los precios del algodón han tendido a seguir los precios promedio del poliéster. Por ejemplo, entre 1972 y 2009, los precios del algodón eran solo 5% más altos que los de la fibra discontinua del poliéster. Sin embargo, desde 2010, los precios del algodón se han ubicado, en promedio, casi 40% por encima del precio del poliéster. Los precios de esta fibra no forman parte de las proyecciones incluidas en estas Perspectivas; se supone implícitamente que la competitividad relativa entre estos dos tipos de fibra no va a cambiar de manera drástica, aunque haya ligeras mejoras a favor del algodón.

A lo largo del tiempo, el mercado del algodón ha sido sensible a perturbaciones externas que han provocado grandes variaciones en los precios. En la campaña comercial 2010/2011, los precios del algodón se duplicaron con creces, motivados por la combinación de altos precios del petróleo y altos precios del poliéster y por una demanda inesperadamente alta. La corrección subsecuente fue solo parcial, ya que tanto la demanda adicional de China como los precios del poliéster bajaron de manera paulatina (el acopio de reservas en China disminuyó progresivamente hasta 2014 y los precios del poliéster disminuyeron hasta la campaña comercial 2015/2016).

Es posible que las perturbaciones externas creen volatilidad, aunque parece poco probable que se repita el pico de precios de la campaña comercial 2010/2011 a causa de las reservas mundiales más altas. Sin embargo, las decisiones sobre la disminución de reservas en China pueden repercutir en las proyecciones. En los tres últimos años, los niveles de reservas públicas chinas parecen haberse estabilizado después de su disminución al suspenderse el sistema de precio de sostenimiento mínimo en 2014. En estas Perspectivas se supone que las reservas se mantendrán en los niveles actuales, de conformidad con las tendencias recientes. La trayectoria futura de los precios del algodón es claramente sensible a este supuesto.

El algodón se cultiva en zonas subtropicales y tropicales estacionalmente secas en los hemisferios norte y sur, aunque la mayor parte de la producción mundial tiene lugar al norte del ecuador. Los principales países productores son India, China, Estados Unidos, Brasil y Pakistán. En conjunto, estos países representan más de tres cuartas partes de la producción mundial (Figura 10.1).

Se espera que la mayor parte del crecimiento de la producción durante la década provenga de los países mencionados y que India represente más de 40% del incremento mundial. A nivel global, se prevé que la superficie sembrada de algodón se elevará 1%, en tanto que el rendimiento previsto se incrementará 10% en comparación con el periodo base. En la década anterior, los rendimientos mundiales se estancaron, como reflejo de la paralización o la disminución de los rendimientos en algunos de los principales productores (Estados Unidos, Pakistán e India), la reducción de la superficie sembrada en China (donde los rendimientos son mayores que el promedio) y la expansión de esta en India (donde los rendimientos son menores que el promedio). Se espera que estos factores sigan afectando a las tendencias mundiales de rendimiento durante la década, pese al crecimiento de los mismos y de la superficie sembrada de algodón en Brasil.

Se prevé que durante el periodo de las perspectivas la producción en India crecerá cerca de 1.5% anual, debido principalmente a los altos rendimientos y no a la expansión de la superficie, ya que el algodón compite con otros cultivos por un número mayor de hectáreas. La productividad del algodón en rama permaneció estancada en los últimos años y está entre las más bajas a nivel mundial, porque los productores afrontan diversos problemas, como el clima adverso, las plagas de insectos y las enfermedades. Sin embargo, la creciente demanda de la industria interna de confección de prendas de vestir sigue alentando las inversiones en el sector y en estas Perspectivas se supone un incremento de los rendimientos, lo que refleja el mayor uso de la mecanización inteligente, el desarrollo de variedades y las prácticas de gestión de plagas. No obstante, dado que la mayor parte del algodón se cultiva en condiciones de secano, el cambio climático puede disminuir el potencial de crecimiento del rendimiento.

En la actualidad, los productores chinos de algodón logran rendimientos que equivalen a más del doble del promedio mundial, aunque siguen por debajo de los niveles potenciales que podría alcanzar el país. Dada la posible dificultad para lograr más mejoras, se prevé que el crecimiento del rendimiento se desacelerará a 0.6% anual. Si bien en general la superficie destinada al algodón en China se redujo durante la década anterior, debido sobre todo a los cambios en las políticas gubernamentales, la tendencia parece haberse detenido desde 2016. En estas Perspectivas se espera el estancamiento de la superficie de algodón en el país asiático.

En Brasil, el algodón se cultiva en parte como segundo cultivo, rotándose con la soya o el maíz, y en fechas recientes su producción ha crecido con fuerza en las principales zonas de cultivo, como Mato Grosso. Las condiciones de cultivo favorables y una alta tasa de adopción de tecnologías modernas han impulsado el aumento de los rendimientos y la superficie de algodón durante los últimos años. En estas Perspectivas se supone que estos factores brindarán mayor apoyo al crecimiento de la producción.

Las estadísticas de consumo de algodón incluidas en estas Perspectivas se refieren al uso de fibras de algodón por parte de las hilanderías para la producción de hilos. Este uso del hilado de algodón depende de la demanda mundial de textiles y de la competencia de sustitutos como el poliéster y otras fibras sintéticas. Durante las últimas décadas, la demanda mundial de fibras textiles creció con fuerza, aunque en su mayoría se cubrió con fibras sintéticas (Figura 10.5). A principios de la década de 1990, el consumo per cápita de fibras distintas del algodón superó al del algodón y siguió creciendo con fuerza. En cambio, el consumo mundial per cápita de fibras de algodón se incrementó poco con el tiempo e incluso disminuyó en los últimos años. En consecuencia, el consumo mundial de algodón alcanzó un punto máximo en 2007 (27 Mt), aunque disminuyó a cerca de 24 Mt en 2018-2020.

Las perspectivas para el uso mundial del algodón dependen de la evolución de las economías en desarrollo y las emergentes. Los datos recopilados por el Comité Consultivo Internacional del Algodón (CCIA) sugieren que la demanda mundial per cápita de productos de algodón disminuyó entre 2007 y 2012, aunque se estabilizó desde entonces (Figura 10.5). El aumento de los ingresos podría generar una mayor demanda de productos de algodón. Sin embargo, el fuerte crecimiento demográfico en regiones en las que la demanda per cápita de productos de algodón se sitúa por debajo del promedio disminuye este efecto. La demanda de las regiones en desarrollo con niveles absolutos de consumo menores, aunque con mayor capacidad de respuesta a los ingresos, ejercerá una tendencia ascendente sobre la demanda mundial, pues se prevé que tanto los ingresos como la población de estos países aumentarán. Por consiguiente, en estas Perspectivas se espera que durante la década el consumo mundial de productos de algodón crezca a un ritmo ligeramente mayor que la población mundial. De igual manera, se prevé que durante el periodo de las perspectivas el uso mundial del hilado de algodón crecerá cerca de 1.5% anual.

La distribución de la demanda de fibras de algodón depende de la ubicación de las hilanderías, en las que el algodón y las fibras sintéticas se transforman en hilo. La mayor parte del hilado se realiza en países con industrias transformadoras, sobre todo en los asiáticos, cuyos costos de mano de obra son más bajos. China ha sido el mayor consumidor de algodón del mundo desde la década de 1960. Sin embargo, ahora se están produciendo cambios importantes y la producción de hilados se desplaza poco a poco de China a otros países asiáticos.

El consumo de tejidos de algodón en China se ha reducido desde la abolición en 2014 del sistema de incentivos de precios. Los precios artificialmente más altos habían provocado un cambio de la demanda de algodón hacia las fibras sintéticas. La disminución en la demanda de algodón también refleja un cambio estructural, puesto que los costos más altos de la mano de obra y el carácter más estricto de las regulaciones laborales y ambientales provocaron que la industria se trasladara a otros países asiáticos, en especial Viet Nam y Bangladesh. En los últimos años, el consumo industrial de algodón recuperó cierto terreno en China, en parte debido a que los precios del algodón se han vuelto más competitivos en comparación con los del poliéster, producto que parece haber sufrido un retroceso motivado por las medidas adoptadas por el Gobierno para combatir la contaminación industrial. Por consiguiente, se supone que durante la década el uso de hilanderías de algodón mantendrá una tendencia ligeramente al alza, bajo el supuesto de que los tejidos a base de este producto elaborados en la región de Xinjiang recuperarán la confianza de los consumidores. El tema de los derechos humanos en relación con el trato a los trabajadores ha despertado inquietud, sobre todo en Estados Unidos, país que prohibió las importaciones de esa región.

En India se espera que el apoyo al sector genere un crecimiento continuo del uso de tejidos de algodón. El algodón juega un papel importante en la economía de este país, ya que la industria textil nacional se basa predominantemente en él. La industria textil representa un componente importante de la producción industrial del país y es una de las mayores fuentes de empleo. Sin embargo, la industria afronta varios retos, entre ellos la obsolescencia tecnológica, los altos costos de los insumos y el escaso acceso al crédito. Con el fin de abordarlos, el Gobierno puso en marcha varios planes de subsidios y ahora está desarrollando una nueva política en materia de textiles para el desarrollo general del sector.

Se esperaba que la eliminación gradual del Acuerdo Multifibras en 2005 (mediante el cual se establecían cuotas bilaterales fijas para las importaciones hechas por Europa y Estados Unidos provenientes de países en desarrollo) favoreciera a los productores chinos de textiles a costa de los países asiáticos de menor tamaño. En la práctica, en países como Bangladesh, Viet Nam e Indonesia su industria textil creció considerablemente a causa de una abundante fuerza laboral, bajos costos de producción y medidas de apoyo gubernamental. Además, la intensificación de la disputa comercial entre Estados Unidos y China estimuló el uso adicional de las fábricas de algodón en Bangladesh y Viet Nam. En este último caso, la causa fue en parte su acceso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2007 y la inversión extranjera directa (IED) por parte de emprendedores chinos. Se espera que el rápido crecimiento en estos países continúe durante el periodo de las perspectivas y que Bangladesh y Viet Nam incrementen su uso de fábricas de algodón 40%, mientras que Indonesia lo haga 28% en relación con el periodo base (la industria del hilado de Indonesia enfrenta dificultades que impiden un mayor crecimiento de la producción, como los mayores costos de producción y la baja productividad laboral). También se espera un mayor crecimiento en Turquía y Asia Central, donde la industria textil se está ampliando debido en parte a las exportaciones crecientes a la Unión Europea y la Federación de Rusia.

Las cuestiones de sostenibilidad seguirán influyendo en la demanda y oferta futuras de algodón. Como se aprecia en el Cuadro 10.1, la proporción de fibra de algodón producida bajo normas especiales de sostenibilidad u orgánicas ha aumentado de manera constante desde 2010. En 2018, alcanzó una proporción de 25%. Entre las normas existentes, la Iniciativa para un Mejor Algodón predomina a nivel mundial, representando más de 45% de la oferta de algodón sostenible en 2018, seguida por la Iniciativa Brasileña para un Algodón Responsable, con 35%. Brasil, donde cerca de 80% de la producción de algodón se certifica de conformidad con estas dos iniciativas, asume el liderazgo en la producción mundial sostenible de algodón. Es muy probable que el segmento sostenible y orgánico continúe creciendo en el futuro, lo cual implica que se incrementará la necesidad de transparencia y trazabilidad a lo largo de la cadena de suministro.

Se espera que durante esta década China se mantenga como el mayor importador de algodón, seguida por Viet Nam y Bangladesh. Asimismo, se prevé que para 2030, las importaciones de China se incrementarán 17%, y las de Bangladesh y Viet Nam, 41%, coincidiendo con el crecimiento del consumo industrial del producto. Estos tres países representarán más de la mitad de las importaciones mundiales de algodón (Figura 10.1).

Estados Unidos seguirá siendo el mayor exportador mundial durante el periodo de las Perspectivas. Las exportaciones estadounidenses se estabilizaron en los últimos años y se recuperaron de los bajos niveles registrados en 2016; se prevé que la participación de Estados Unidos en el comercio mundial llegará a 33% en 2030, en comparación con 36% del periodo base. Las recientes tensiones comerciales entre Estados Unidos y China ejercieron cierta presión sobre los embarques de algodón entre ambos países. Bajo el supuesto de que las relaciones comerciales mejorarán en el futuro, Estados Unidos recuperaría un cierto porcentaje de las importaciones chinas de algodón en rama.

Se espera que las exportaciones brasileñas crezcan con fuerza durante la década, a medida que el país establezca su posición como el segundo mayor exportador hacia 2030 y siga aumentando su participación en los mercados mundiales. India seguirá como el tercer mayor exportador, con embarques previstos de 1.5 Mt para 2030, 70% mayores que los del periodo base.

El algodón es un cultivo de exportación importante para África subsahariana, que en la actualidad representa 15% de las exportaciones mundiales. En general, la producción de algodón de la región se incrementó en los últimos años, principalmente como resultado de la expansión de la superficie, aunque en 2020 la disminución de los precios del producto provocó la reducción del número de hectáreas y de la producción, sobre todo en Malí, un país productor clave. El consumo por parte de las hilanderías sigue siendo limitado en toda África subsahariana y muchos países prácticamente exportan todo lo que producen. Sin embargo, la industria textil y de confección de prendas de vestir está creciendo en algunos países, en especial Etiopía, dado que la región ofrece algunas condiciones atractivas para la IED, que ha sido importante en los últimos años. A largo plazo, esto podría cambiar la condición de exportación neta de África subsahariana. Se prevé que las exportaciones de esta región seguirán creciendo a una tasa cercana a 2.7% anual durante los próximos 10 años, mientras que su participación de mercado regional se mantendrá en alrededor de 15%, igual que en el periodo base; Asia meridional y el Sudeste asiático son los principales destinos de las exportaciones.

El crecimiento económico y la urbanización afectarán a la demanda per cápita de textiles de algodón en las economías en desarrollo y emergentes. Puesto que el consumo de textiles y prendas de vestir depende más de los ingresos que el consumo de alimentos básicos, las desviaciones de las condiciones económicas supuestas para el mundo en desarrollo podrían dar pie a cambios significativos en las proyecciones del consumo, la producción y el comercio mundiales. Por consiguiente, la incertidumbre general manifestada en estas Perspectivas acerca de cómo emergerán las economías de la pandemia podría ser más importante para el algodón en rama que para otros productos básicos agrícolas.

Las proyecciones también podrían resultar afectadas por otras tendencias en la demanda. Por ejemplo, el reciclaje por parte de la industria textil está creando un mercado secundario competitivo que provee materias primas a los productores de textiles de menor calidad y de productos no textiles. Esta tendencia podría reducir aún más la demanda de algodón y otras fibras. Sin embargo, los consumidores de los países de ingresos altos parecen preferir cada vez más las fibras naturales, lo que podría favorecer al algodón por encima del poliéster.

Las medidas de políticas públicas pueden también repercutir en las tendencias de consumo. Por ejemplo, varios países de África oriental desalientan de manera creciente las importaciones de prendas de vestir de segunda mano, lo cual podría impulsar el consumo de algodón y alentar el valor agregado en el continente.

Al igual que otros cultivos, la producción de algodón es sensible a las plagas y a las condiciones climáticas; por ende, las proyecciones son sensibles al cambio climático, que podría aumentar la frecuencia de sequías y otros fenómenos climáticos adversos. Como se ha mencionado, durante la década anterior el crecimiento del rendimiento fue lento en varios países. Las mejoras de la genética, logradas con mayor rapidez de lo esperado (por ejemplo, las facilitadas en parte por un mayor conocimiento del genoma del algodón), y una mejor gestión de las plagas podrían contribuir a que el crecimiento del rendimiento alcance niveles superiores a los previstos en estas Perspectivas. Sin embargo, el desarrollo y el uso de estas innovaciones requieren tiempo, y en el caso del algodón genéticamente modificado, algunas veces resultan controvertidos. En India, el gusano rosado parece haber adquirido resistencia al algodón Bt, lo cual provocará importantes pérdidas de cultivos. En Burkina Faso, la introducción del algodón Bt en 2008 resultó eficaz para combatir a los gusanos, aunque contribuyó a disminuir la longitud de la fibra (y, por tanto, a bajar su calidad), por lo que el Gobierno decidió eliminar este tipo de algodón en 2015.

Las políticas públicas también desempeñan un papel importante en los mercados mundiales del algodón. Esto sucede en especial con las políticas de acumulación de reservas de China. Otras iniciativas de políticas públicas (por ejemplo, las de apoyo a las industrias textiles nacionales y los subsidios a los insumos) pueden afectar a las proyecciones. En México, las plantaciones de algodón Bt son muy amplias (95% de la superficie), aunque los agricultores resultan perjudicados por la escasez de semillas. Hace algunos meses, la Secretaría de Agricultura del país no permitió nuevos lanzamientos al mercado de algodón genéticamente modificado, lo cual limitó las variedades Bt que los agricultores pueden utilizar para plantar, aunque sin concederles acceso a semillas convencionales locales para sustituir estas variedades. Asimismo, en diciembre de 2020, la Secretaría publicó un decreto por el que se prohíbe el uso del herbicida glifosato en todos los programas del Gobierno federal. Estas políticas añaden más incertidumbre a los pronósticos de la producción de algodón en los próximos años.

Las tensiones comerciales pueden también repercutir en la evolución de los mercados de algodón en rama. En los últimos años, el mercado del algodón resultó afectado por la disputa comercial entre Estados Unidos y China. A principios de 2021, Estados Unidos prohibió todos los productos hechos en parte o por completo del algodón producido en la región de Xinjiang, debido al trato a las minorías étnicas en esa región. Este asunto genera una preocupación creciente en los consumidores, la industria y los responsables de la formulación de políticas en muchos países y, dependiendo de si estas inquietudes aumentan o disminuyen en el futuro, se podrían alterar considerablemente las perspectivas de exportación de tejidos a base de algodón por parte de China, y, por consiguiente, la demanda de sus fábricas.

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