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  • La cooperación eficaz al desarrollo es un requisito para el progreso sostenible en la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. El presente informe es el resultado de un ejercicio global de monitoreo diseñado para generar evidencias de los avances en el logro de una cooperación al desarrollo más eficaz. Esta segunda edición, desde la creación en 2011 de la Alianza Global para la Cooperación Eficaz al Desarrollo en Busan, busca generar un contexto político adecuado para el cambio, asegurando que se identifiquen los desafíos pendientes y aprendiendo los unos de los otros sobre maneras de mejorar la cooperación eficaz al desarrollo a nivel de país y mundial.

  • La Alianza Global para la Cooperación Eficaz al Desarrollo respalda el compromiso político y defiende la transparencia y la rendición de cuentas para mejorar la cooperación eficaz al desarrollo. Para ello, monitorea regularmente los avances en la implementación de los principios de desarrollo eficaz acordados y sus compromisos relacionados a nivel de países, facilita el diálogo y estimula el intercambio de experiencias entre gobiernos, organizaciones multilaterales, sociedad civil, parlamentarios y sector privado. Además, impulsa cambios en la forma en que se ofrece la cooperación al desarrollo generando evidencias para destacar aquellos aspectos que requieren atención y estimulando a los miembros a reaccionar a dicha información mediante acuerdos sobre medidas individuales y colectivas a tomar para acelerar el progreso.

  • En este capítulo se describen de forma general los resultados de la ronda de monitoreo 2016 de la Alianza Global para la Cooperación Eficaz al Desarrollo. Se ofrece un resumen de los avances logrados en la adecuación de la cooperación al desarrollo a la aplicación de los principios de eficacia acordados en el Cuarto Foro de Alto Nivel sobre Eficacia de la Ayuda realizado en Busan en 2011. Además, se identifican métodos que han generado cambios en algunos países o actores clave y se señalan aquellas áreas que requieren una mayor atención.

  • Este capítulo analiza la forma y la frecuencia con que los socios para el desarrollo utilizan marcos nacionales de resultados para planificar y diseñar nuevas intervenciones, fijar objetivos para los resultados esperados y monitorear y seguir los avances (Indicador 1a). Además, evalúa en qué medida existen marcos de resultados en los países participantes y analiza las características de cada uno (Indicador 1b). El capítulo se basa en información extraída de unos 3.000 proyectos y programas importantes aprobados en 2015, equivalentes a US$ 72.000 millones en cooperación al desarrollo y hace una revisión de documentos de planificación estratégica de los gobiernos para los 81 países que participaron en la ronda de monitoreo de 2016. También utiliza evaluaciones regionales de los avances de los países en la gestión de los resultados del desarrollo y otras fuentes complementarias de datos, para facilitar la interpretación de las conclusiones de la encuesta de monitoreo.

  • El acuerdo de la Alianza de Busan se basa en el compromiso de los países de promover la apropiación nacional de su propia agenda de desarrollo. Para esto, es necesario que el país cuente con apoyo suficiente entre los grupos de actores dentro y fuera del gobierno con el fin de formar capacidades institucionales para definir e implementar una estrategia nacional de desarrollo. Este capítulo revisa el estado de implementación de este compromiso y también los desafíos en la práctica. Específicamente, se centra en las conclusiones de la ronda de monitoreo 2016 en relación con: los esfuerzos nacionales por fortalecer los sistemas de gestión del presupuesto y las finanzas públicas (Indicador 9a); el uso que hacen los socios para el desarrollo de procesos y sistemas nacionales para entregar financiación (Indicador 9b); los avances en cuanto a la asistencia no ligada (Indicador 10); y los esfuerzos de los socios para mejorar la previsibilidad de la cooperación al desarrollo (Indicador 5).

  • Para implementar la ambiciosa agenda 2030 para el desarrollo sostenible es necesario movilizar toda la financiación, el conocimiento, las habilidades y la tecnología disponibles. Y para que esto sea posible, es fundamental formar alianzas eficaces que creen sinergias y capitalicen contribuciones complementarias y otros aportes. A su vez, esto requiere de un entorno normativo, legal y regulatorio favorable. Muchos socios para el desarrollo deberán cambiar y adaptar su forma de trabajo. Este capítulo analiza el entorno actual para la creación de alianzas incluyentes para el desarrollo. En particular, revisa el nivel de participación de la sociedad civil en el desarrollo además de la calidad del diálogo entre los sectores público y privado, centrándose en los esfuerzos actuales para crear un entorno que aproveche al máximo la contribución de las organizaciones de la sociedad civil al desarrollo (Indicador 2) y si existen las condiciones básicas para el diálogo entre los sectores público y privado (Indicador 3). También estudia cómo funcionan en la práctica las alianzas de múltiples agentes y finaliza proponiendo elementos clave para formar alianzas más incluyentes para el desarrollo.

  • La transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales para mejorar la cooperación al desarrollo y facilitar la participación de los ciudadanos en el desarrollo a largo plazo de sus países. Este capítulo analiza los avances en la implementación de los principios de Busan relativos a transparencia y rendición de cuentas, incluida la responsabilidad mutua entre socios y la rendición de cuentas ante los beneficiarios de la cooperación al desarrollo y ante todos los demás agentes. Para ello, mide la disponibilidad pública de información sobre la cooperación al desarrollo (Indicador 4), la medida en la cual gobiernos y socios para el desarrollo trabajan juntos para incluir los flujos de cooperación al desarrollo en los presupuestos sometidos a escrutinio parlamentario (Indicador 6); la proporción de países participantes que pueden hacer seguimiento y publicar sus asignaciones para igualdad de género y empoderamiento de la mujer (Indicador 8), algo fundamental para facilitar la transparencia y la rendición de cuentas de las políticas a favor de las mujeres; y la implementación de procesos de revisión incluyentes que fortalecen la responsabilidad mutua entre los socios de la cooperación (Indicador 7).