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OECD Multilingual Summaries

OECD Business and Finance Outlook 2018

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Perspectivas de Negocios y Financieras de la OCDE 2018

Resumen en español

La conectividad, entre instituciones del sistema financiero mundial y también entre países, es parte integral de la globalización y componente clave de la manera como las sociedades complejas operan en su empeño por aumentar su productividad. En las Perspectivas de este año se aborda el tema de la conectividad en estos dos contextos. Con respecto a la conectividad entre países, se analiza el creciente peso de China en la economía mundial. En particular, se estudia el impacto de la estrategia internacional de desarrollo conocida como la Iniciativa "Cinturón y Ruta de la Seda" (BRI, por sus siglas en inglés) sobre el comercio mundial de China y sus socios inversionistas, así como los enfoques de política pública que ayudarían a incrementar sus beneficios para la economía global en su conjunto.

Perspectivas del sistema financiero mundial

Las autoridades monetarias de jurisdicciones que albergan a bancos de importancia sistémica mundial (denominados G‑SIB) han brindado apoyo al sistema financiero mundial mediante tasas de interés ultrabajas y compras a gran escala de valores desde 2008, con el propósito de apoyar a mercados disfuncionales en un principio y, posteriormente, sustentar la recuperación económica. A medida que el panorama económico ha mejorado, la Reserva Federal de Estados Unidos ha comenzado a normalizar sus políticas y es probable que los bancos centrales sigan el mismo curso. Esto ha contribuido a que se susciten movimientos bruscos en los precios de los valores en 2018, sobre todo durante los primeros meses del año. Gestionar este proceso será un reto.

Al ponerse en marcha este proceso, el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea finalizó la reforma del marco regulatorio que rige a los bancos con actividades internacionales, conocido como Basilea III. La reversión de la relajación monetaria comprobará si Basilea III ha logrado su objetivo de garantizar la seguridad y la solidez del sistema financiero ante las tensiones, en particular cuando la liquidez de los productos impulsa la volatilidad. Basilea III logró fortalecer las reglas de capital, pero deja a los G‑SIB y sus modelos de negocios en una condición igual a la que tenían antes de la crisis de 2008: ciertamente sin conseguir que la banca de inversión se separe por completo de la banca de consumo de depósitos asegurados. Las vulnerabilidades generadas por su interconexión siguen siendo una importante característica del sistema. Un indicador de la interdependencia, el valor nominal de los derivados extrabursátiles (OTC), se mantuvo en USD 532 billones en el segundo semestre de 2017, solo ligeramente por debajo de su nivel máximo previo a la crisis, que ascendió a USD 586 billones a finales de 2017. Ha habido algunos cambios respecto al estado de estos riesgos a medida que los inversionistas han respondido al entorno de tasas bajas de interés.

Las perspectivas financieras también serán determinadas por la capacidad de China de gestionar los riesgos relacionados con el alto nivel de deuda y apalancamiento de su sistema bancario, su "banca en la sombra" y su industria de gestión de activos. Si bien China no está directamente vinculada con los riesgos de las economías avanzadas, debido a que su sistema financiero es cerrado, ante cualquier problema que se presentara en su interior, las autoridades chinas podrían empezar a vender deuda estadounidense. A su vez, esa medida podría incrementar las presiones de liquidez en las economías avanzadas. El alcance de los problemas de morosidad en China no es claro por la falta de información respecto a qué activos se asientan en partidas fuera de balance. Sin embargo, es evidente que la enorme exposición a dichas partidas ha aumentado el riesgo de apalancamiento y podría desestabilizar la actividad crediticia. Asimismo, puede afectar el crecimiento fuera de China si las grandes economías avanzadas y emergentes no consideran implementar cambios en la estructura de las instituciones y los mercados financieros.

La iniciativa BRI en el panorama mundial de comercio, inversión y finanzas

La iniciativa BRI de China es una ambiciosa estrategia de desarrollo para establecer la conectividad y la cooperación en los seis principales corredores económicos mostrados en la Gráfica 2.3. El Banco Asiático de Desarrollo estima que Asia necesita una inversión de USD 26 billones en infraestructura para 2030 y, ciertamente, China puede ayudar a cubrir en parte este requerimiento. La BRI, que prioriza el financiamiento de infraestructura, es también una estrategia para lograr diversos objetivos a largo plazo: conectividad; seguridad energética y alimentaria; desarrollo regional balanceado y mejor uso de la capacidad; más liberalización del comercio; objetivos de sostenibilidad, e intercambios culturales y científicos.

China está invirtiendo en transferencia de tecnología para encaminarse a actividades de mayor valor y, en el largo plazo, se propone seguir lo que otros grandes países han alcanzado en lo que respecta a estándares tecnológicos, innovación y cadenas de valor comercial. La conectividad es un elemento importante de la estrategia, en particular la relativa a la energía, dadas las numerosas y variadas fuentes ubicadas a lo largo de los corredores BRI. En términos más generales, el análisis empírico presentado en estas Perspectivas sugiere que la conectividad entre los mercados avanzados y emergentes incrementa los beneficios del comercio y la inversión. Sin embargo, las necesidades de financiamiento de infraestructura de las regiones asiáticas en desarrollo son grandes y los propios problemas financieros internos de China indican los límites en torno a lo que este país puede hacer por sí solo. Eso significa que, para que la BRI funcione, los países de la OCDE habrán de contribuir de manera importante, y que los mercados deberán ser tomados cada vez más en cuenta en las decisiones sobre asignación de recursos. Para lograrlo, tendrán que sustentarse los derechos de propiedad, la competencia, la igualdad de condiciones y una gobernanza correcta.

Hacia la igualdad de condiciones para el crecimiento sostenible

La iniciativa BRI es una etapa de la globalización que tiene lugar a largo plazo y que, al igual que sucede con aspectos similares de la economía mundial, requiere una base transparente de principios sólidos que propicie soluciones costo‑eficientes y equidad para todas las partes interesadas.

Destacan cinco áreas generales que podrían beneficiarse de un mayor ajuste a los estándares internacionales:

  • La creciente participación de las empresas de propiedad estatal (EPE) en la economía global requiere formas de asegurar una igualdad de condiciones que desaliente los subsidios y los procesos carentes de transparencia, y permita a los países receptores beneficiarse de inversiones basadas en prácticas de gobierno corporativo ampliamente aceptadas. Las economías receptoras deberán atender los problemas de seguridad nacional, en particular los relacionados con tecnología clasificada desde el punto de vista estratégico y lagunas en la responsabilidad jurídica de las EPE.
  • Se requieren mecanismos abiertos y transparentes de contratación pública, en especial en el caso de grandes inversiones en infraestructura.
  • Es necesario evitar los altos costos que el cohecho y la corrupción pueden acarrear, tanto en el caso de los proyectos de infraestructura de gran envergadura como en otros aspectos. Por otra parte, es fundamental tomar en cuenta los costos sociales y ambientales al asegurar una conducta empresarial responsable que reduzca al mínimo los trastornos para las comunidades locales.
  • Para complementar lo que se espera de las empresas en torno al medio ambiente, los gobiernos deberán realizar análisis de impacto ambiental antes de poner en marcha proyectos de instalaciones e infraestructura.
  • Es preciso disponer de ordenamientos abiertos y transparentes para la inversión transfronteriza, con el fin de reducir los costos y aumentar las opciones en el ámbito tecnológico. Dichos ordenamientos fomentarán la conectividad y las economías de escala que las estrategias de infraestructura pretenden desarrollar.

En las cinco áreas mencionadas, los estándares de la OCDE y otros de corte internacional aportan una guía esencial tanto para las economías receptoras como para las economías proveedoras de infraestructura.

© OECD

Este resumen no es una traducción oficial de la OCDE.

Se autoriza la reproducción de este resumen siempre y cuando se mencionen el título de la publicación original y los derechos de la OCDE.

Los resúmenes multilingües son traducciones de extractos de publicaciones de la OCDE editados originalmente en inglés y en francés.

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© OECD (2018), OECD Business and Finance Outlook 2018, OECD Publishing.
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