OECD Multilingual Summaries

How Was Life?

Global Well-being since 1820

Summary in Spanish

¿Cómo iba la vida?

El bienestar mundial desde 1820

Resumen en español

¿Cómo era la vida en 1820, y cómo ha mejorado con el paso del tiempo? Nuestra visión del desarrollo socioeconómico desde la Revolución Industrial se basa en gran medida en la experiencia derivada de la contabilidad nacional histórica en la tradición de Simon Kuznets y Angus Maddison. Sin embargo, las tendencias del producto interno bruto (PIB) per cápita no reflejan del todo los diversos factores del bienestar tales como esperanza de vida, educación, seguridad personal o desigualdad. Las mediciones del desarrollo humano actual cada vez más ocurren en el marco del bienestar y no sólo en términos económicos, pero ¿se puede hacer lo mismo con la vida de nuestros ancestros?

Durante años, los historiadores económicos y otros científicos sociales han producido datos que abarcan aspectos no materiales del bienestar, pero hasta ahora no se les ha comparado de manera sistemática en el tiempo ni en el espacio. Aunque haya información sobre la esperanza de vida en países de Europa para el siglo XIX, por ejemplo, no ha sido posible compararla con cifras de África. Por ende, la mayoría de los estudios que registran tendencias mundiales de desarrollo a largo plazo siguen dependiendo mucho de las estimaciones del PIB per cápita. Este informe se propone salvar esa brecha. Por primera vez presenta evidencia sistemática sobre las tendencias de largo plazo en el bienestar mundial desde 1820, para lo cual ofrece estimaciones de una buena muestra de países. Dichas tendencias corresponden a 25 países, 8 regiones del mundo y la economía global en su conjunto. Ello se ha logrado mediante la recopilación, armonización y documentación de estimaciones de vanguardia que desarrolló el proyecto Clio‑Infra. Este informe presenta tanto los datos como sus fuentes y limitaciones, muestra un panorama de las tendencias y plantea nuevas rutas de investigación.

El informe examina 10 factores individuales del bienestar, dándoles seguimiento en el tiempo y el espacio, para luego reunirlos en un nuevo indicador compuesto. Los factores considerados reflejan un amplia gama de aspectos materiales y no materiales del bienestar: PIB per cápita, salarios reales, nivel educativo, esperanza de vida, estatura, seguridad personal, instituciones políticas, calidad del medio ambiente, desigualdad de ingreso y desigualdad de género. Desde luego, la calidad de los datos diferirá entre indicadores, tiempo y países. El informe presenta los diversos conjuntos de datos históricos para cada factor específico del bienestar, debate en torno a sus limitaciones y señala dónde pueden realizarse mayores avances.

Estos datos abren la posibilidad de registrar los acontecimientos del bienestar que tuvieron lugar en el mundo en los dos últimos siglos. Pueden usarse para analizar las amplias trayectorias históricas de los países individuales o las diferencias de desempeño entre países en un solo factor. Gracias a su cobertura integral y extensa en tiempo y espacio, los datos contenidos aquí permiten formular preguntas más generales: ¿esta forma de ver el desarrollo humano brinda un panorama sustancialmente distinto del que se basa en estimaciones del PIB?, ¿era el mundo más o menos desigual si miramos a través del prisma del bienestar en vez del PIB? Este informe ofrece algunas preguntas iniciales mediante la investigación sistemática de las correlaciones entre el PIB per cápita y cada uno de los otros factores del bienestar. Sobra decir que las correlaciones estadísticas omiten posibles causalidades; sin embargo, sí proporcionan un primer paso necesario hacia una mejor comprensión de las relaciones complejas entre las diversas facetas del bienestar y los factores que lo determinan.

Principales resultados

Este libro ofrece evidencia de las tendencias históricas en 10 factores diferentes de bienestar. En el caso de algunos de dichos factores es fuerte la correlación estadística con la evolución del PIB per cápita. El estatus de la educación (medido en términos de alfabetismo y nivel educativo) y la salud (medido por la esperanza de vida y la estatura) mejoró notablemente en muchos países, y existe una fuerte correlación transversal y temporal con el PIB per cápita. Hacia 1820, menos del 20% de la población del mundo era alfabeta y se concentraba principalmente en Europa occidental. En muchas regiones del mundo las tasas de alfabetismo y escolaridad se elevaron radicalmente después de 1945 y llegaron a cerca del 80% de la población mundial en 2000. La esperanza de vida al nacer era de 33 años en Europa occidental hacia 1830, de 40 años en 1880 y casi se duplicó en el periodo subsiguiente, en el que las mayores mejoras ocurrieron en la primera mitad del siglo XX. En el resto del mundo, la esperanza de vida comenzó a elevarse a partir de niveles mucho más bajos, en particular después de 1945. La esperanza de vida mundial aumentó de menos de 30 años en 1880 a caso 70 en 2000. Hay evidencia sólida de que en los dos últimos cambió la relación entre el estado de la salud y el PIB per cápita. La esperanza de vida mejoró alrededor del mundo aun cuando el PIB per cápita se estancó, debido a los avances en el conocimiento y la difusión de tecnologías de cuidado de la salud.

La correlación estadística con el PIB per cápita fue mucho más débil para otros factores del bienestar. Las instituciones políticas (medidas en términos de participación y competencia electoral) han mejorado enormemente alrededor del mundo en el siglo pasado. Pero su desarrollo distó mucho de ser gradual e incluso llegó a tener cambios violentos en los derechos politicos en ciertos países. De igual manera, las diferencias entre países respecto a seguridad personal (medida por las tasas de homicidio y exposición al conflicto) no se correlacionan bien con el PIB per cápita. Desde el siglo XIX Europa occidental se encontraba en paz, pero las tasas de homicidio en Estados Unidos se han mantenido relativamente altas en el periodo considerado. Grandes porciones de América Latina y África también son puntos críticos de crímenes violentos, y lo mismo sucede con la ex Unión Soviética (sobre todo desde la caída del comunismo), en tanto que partes de Asia presentan tasas de homicidio bajas.

Es manifiesta una correlación negativa con el PIB per cápita cuando se tiene en cuenta la calidad del medio ambiente. La biodiversidad se degradó en todas las regiones y a nivel mundial, y el uso de suelo cambió drásticamente. Las emisiones per cápita de CO2 se incrementaron después de la Revolución Industrial en Europa occidental y sus colonias, y se aceleraron a mediados del siglo XX a medida que otras regiones incrementaron su PIB, que sigue incrementándose a nivel mundial. La emisión per cápita de SO2 (un contaminante local) también aumentó junto con la mayor producción industrial, pero se frenó desde la década de 1970 gracias a la aparición de tecnologías más limpias.

Las tendencias a largo plazo de la desigualdad en el ingreso, medida por la distribución del ingreso de las familias antes de impuestos entre los individuos, formaron una parábola en la mayoría de los países de Europa occidental y las colonias en Occidente. Disminuyó entre finales del siglo XIX y la década de 1970, tras lo cual tuvo un incremento. En Europa del Este, el comunismo propició fuertes reducciones en la desigualdad del ingreso, que se disparó tras su desaparición en la década de 1980. En otras partes del mundo (en particular China), la desigualdad en el ingreso ha ido en aumento recientemente. La distribución global del ingreso, entre todos los ciudadanos del mundo, fue unimodal en el siglo XIX, pero cada vez más fue bimodal entre 1910 y 1970, y repentinamente volvió a ser unimodal entre 1980 y 2000.

La tendencia de la desigualdad de género, medida en términos de los resultados del estado de la salud, el estado socioeconómico y los derechos políticos, se ha mantenido a la baja en los pasados 60 años en la mayoría de las regiones del mundo. Sólo en Asia Oriental y Europa del Este la tendencia de desigualdad de género se ha detenido desde la década de 1980. Sin embargo, las diferencias en los niveles de desigualdad de género entre las regiones siguieron siendo significativas: Europa (incluida Europa del Este) y las colonias de Occidente tuvieron el mejor desempeño (si bien ningún país alcanzó una total equidad de género). Medio Oriente y el Norte de África (principalmente debido a derechos políticos débiles) y Asia del Sur y del Sureste (debido a proporciones sesgadas de sexo al nacer) tuvieron el peor desempeño.

El Indicador Compuesto de bienestar que se presenta en este informe señala que los avances en el tema se han expandido desde principios del siglo XX, con la posible excepción de África Subsahariana. La evidencia que se muestra en el informe también sugiere que desde la década de 1970 la desigualdad entre países en el bienestar compuesto ha sido menor que en el PIB per cápita, aunque fue más pronunciada en el periodo previo.

En general, este libro recopila, resume y debate a profundidad nuestro conocimiento actual sobre las tendencias a largo plazo en el bienestar global en los dos siglos pasados. Si bien brinda una mejor visión que la basada sólo en el PIB per cápita, persisten pequeñas lagunas en nuestro conocimiento, en especial en lo tocante a los acontecimientos de África antes de 1950 y en los principales países asiáticos en el siglo XIX. Esperemos que este libro motive mayores investigaciones en estas áreas.