Capítulo 4. Aprovechar la migración para el desarrollo en el sector agrícola
Muchos países en desarrollo se centran esencialmente en la agricultura, que constituye la base del medio de vida de muchos hogares. En este capítulo se estudia la repercusión de la migración internacional en el sector agrícola en los diez países socios de IPPMD. Se investiga específicamente si la emigración afecta la mano de obra del hogar como consecuencia de la marcha de un miembro laboralmente activo, si el capital procedente de las remesas y la migración de retorno están siendo canalizados hacia dentro o hacia fuera, y de qué manera los hogares de inmigrantes contribuyen al sector. También se examina si las políticas agrícolas –tales como los programas de subsidios, de capacitación y de seguros– están vinculadas a los resultados en materia de migración, como la emigración, la decisión de enviar remesas y de regresar y las perspectivas de integración de los inmigrantes.
Muchas economías en desarrollo se basan sustancialmente en la agricultura, que constituye un componente esencial de los medios de vida de la mayoría de las personas. Este hecho ha sido reconocido mediante el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 2, cuya meta es “poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”. La agricultura ocupó un lugar destacado en la Agenda de Acción de Addis Abeba de 2015 sobre la Financiación para el Desarrollo (Naciones Unidas, 2015), en particular, en relación con los esfuerzos necesarios para acabar con el hambre y la desnutrición. El cambio climático también ha situado la agricultura en el centro de muchos asuntos de desarrollo. Las previsiones sobre el impacto del cambio climático en la migración son variables, pero la estimación más citada es de 200 millones de personas desplazadas (incluidos los migrantes internos) (OIM, 2009), muchas procedentes de las zonas rurales y dependientes de la agricultura.
Varios de los países de IPPMD también están experimentando un desarrollo económico y social rápido, lo que, como enseña la historia, a menudo va seguido de una despoblación general de las zonas rurales y un alejamiento de las actividades agrícolas, es decir, una proporción cada vez menor de productores de alimentos respecto de los consumidores de alimentos. Mientras que en muchos casos este movimiento tiende a ser interno, desde las zonas rurales a las zonas urbanas, la migración internacional también es frecuente. Debido a que el sector agrícola es vital para el empleo y las rentas del trabajo y para el desarrollo de un país y la reducción de la pobreza, es importante entender sus vínculos con la migración e investigar si la migración puede ser parte de la solución, y de qué modo, para hacer que el sector sea más productivo y sostenible, de manera que contrarreste la disminución de la mano de obra disponible. En este capítulo se analiza el impacto que tiene la migración internacional en el sector agrícola. ¿Está limitando las actividades agrícolas o las está impulsando? También se examina si las políticas agrícolas –tales como los programas de subsidios, de capacitación y de seguros– están contribuyendo a incrementar o disminuir el flujo de emigrantes, de remesas y de migrantes de retorno, así como de la integración de los inmigrantes.
Este capítulo se divide en cuatro secciones. La primera sección ofrece un panorama general del contexto del sector agrícola en los diez países del proyecto IPPMD y de los datos recolectados en 2014. La segunda sección analiza la repercusión que la migración puede tener en el sector agrícola en cuatro dimensiones: emigración, remesas, migración de retorno e inmigración. La tercera sección explora el impacto que las políticas agrícolas pueden tener sobre las decisiones de los miembros de los hogares agrícolas acerca de emigrar, enviar remesas o regresar de la migración o en la experiencia de los inmigrantes de integración en la sociedad de acogida. La sección final discute las implicaciones políticas.
Descripción general del sector agrícola en los diez países socios
El sector agrícola es esencial para la sociedad por varias razones. Proporciona seguridad alimentaria para la población. Crea vínculos e insumos y forma parte de una cadena de valor que facilita ingresos y puestos de trabajo. Los empleos aseguran un medio de vida, a veces para los segmentos más pobres de la población y en las zonas rurales con menos oportunidades.
La emigración procedente del sector a menudo va de la mano del cambio estructural y la transición gradual hacia una economía más industrializada u orientada a los servicios y que requiere grandes inversiones de capital (Lewis, 1954; Harris y Todaro, 1970). Como se ha señalado en el Capítulo 3, la proporción del empleo en el sector agrícola ha disminuido en general en todos los países socios de IPPMD en la última década, mientras que la proporción del empleo en los servicios ha aumentado. En este proceso, el sector pierde su activo más importante: el capital humano. Por tanto, mantener saludables las zonas rurales –y a veces urbanas– de la economía agrícola es de vital importancia para evitar la desigualdad, la pobreza extrema y la quiebra de la cohesión social.
El tamaño del sector agrícola varía entre los países estudiados
Los países participantes en el proyecto IPPMD reflejan los diferentes puntos en los que los países en desarrollo pueden encontrarse en su transición desde una sociedad principalmente agraria hacia una más diversificada. La Figura 4.1 lo ilustra al esbozar una imagen dinámica de las tendencias en el valor agregado en la agricultura como porcentaje del producto interno bruto (PIB) en 2000 y 2014.

Nota: Las cifras también incluyen el valor agregado de la silvicultura y la pesca.
Fuente: FAO, base de datos FAOSTAT, http://faostat.fao.org/.
La primera característica notable es el rango entre los distintos países, que va de más del 30 % en Burkina Faso en 2014 a alrededor del 5 % en Costa Rica. La segunda es la variación en el peso de la agricultura en el PIB a lo largo del tiempo. De 2000 a 2014 el peso de la agricultura en el PIB ha disminuido gradualmente en todos los países excepto en dos: Burkina Faso, donde hubo un ligero aumento, y Marruecos, donde no se produjo ningún cambio. En ningún otro lugar es la disminución más evidente que en Georgia, que experimentó un aumento en la contribución de la agricultura al PIB a finales de 1990 y una caída dramática entre 2000 y 2014 debido a las reformas que siguieron a la transición, un retorno a la paz después de un periodo de conflicto y una diversificación de su economía. Georgia tiene ahora uno de los índices más bajos del sector agrícola de los países estudiados, junto con Costa Rica, Filipinas, Marruecos y República Dominicana. Camboya también ha experimentado una rápida reducción del peso de la agricultura, a raíz de las reformas y de una diversificación y apertura de su economía, aunque el peso de la agricultura en la economía se ha mantenido relativamente elevado.
Los países también difieren en sus tipos de actividades agrícolas, y esto parece estar correlacionado con el peso de la agricultura que se ha descrito anteriormente. Esta división entre países se resume en la Figura 4.2, mediante un diagrama de dispersión entre la tierra cultivable por persona y la producción de ganado para carne por persona, donde el tamaño de los círculos refleja la proporción del valor añadido agrícola en el PIB. La figura sugiere que en términos relativos en Filipinas, Costa Rica y República Dominicana se cría más ganado, mientras que las explotaciones agrícolas son más comunes en Burkina Faso y Camboya. Armenia, Costa de Marfil, Georgia, Haití y Marruecos se sitúan en algún lugar intermedio, aunque Costa de Marfil, Georgia y Haití son productores más pequeños en general, hablando en términos relativos. La figura también sugiere que los países que han diversificado y tienen una menor proporción de valor agregado agrícola son también aquellos que se dedican relativamente más a la cría de ganado, mientras que aquellos en los que la agricultura desempeña un papel más importante también son aquellos donde existen más explotaciones agrícolas en términos relativos.

Nota: Los datos son de 2013. La tierra cultivable (en hectáreas) incluye los terrenos definidos por la FAO como tierras dedicadas a cultivos temporales (las que dan dos cosechas se cuentan una sola vez), las praderas temporales para siega o pastoreo, los huertos comerciales o domésticos y las tierras temporalmente en barbecho. Los terrenos abandonados por la rotación de cultivos quedan excluidos. La categorización del ganado se basa en los datos de la producción ganadera primaria total para carne en cada país. El tamaño de los círculos refleja la proporción del valor agregado en la agricultura como porcentaje del PIB del país.
Fuente: World Bank, World Development Indicators (WDI), base de datos, http://data.worldbank.org/products/wdi; FAO, FAOSTAT base de datos, http://faostat.fao.org/.
El nivel y el tipo de actividad agrícola varían de un país a otro en los datos de IPPMD
La encuesta de IPPMD incluye un módulo específico sobre la actividad agrícola de los hogares (Capítulo 2). Este módulo se divide en tres secciones: 1) las actividades relacionadas con la agricultura de labranza; 2) las relacionadas con la cría de animales; y 3) las políticas agrícolas específicas de las que los hogares puedan haberse beneficiado. Cualquier hogar que declare participar en tareas de labranza o de cría de animales se considera que es un hogar agrícola y las preguntas acerca de políticas agrícolas se formularon solo a estos hogares.1
Menos de la mitad de los hogares de la muestra participan en tareas agrícolas. De los 20 549 hogares entrevistados en total, 8 932 (43 %) participaban en tareas agrícolas en el momento de la entrevista, lo que refleja en parte la naturaleza del marco de muestreo, que se estratificó por medio de las zonas rurales y urbanas en algunos países (Capítulo 2). Sin embargo, la proporción de hogares que realizan actividades agrícolas varía mucho entre los países (Figura 4.3). En Camboya (84 %) y Burkina Faso (74 %), la proporción de hogares agrícolas incluidos en la muestra fue alta, mientras que era mucho más pequeña en Costa Rica (12 %) y República Dominicana (20 %). En Camboya, la elevada tasa se explica por el hecho de que hubo un sobremuestreo de los hogares rurales (80 %). En Burkina Faso, aunque el 60 % de la muestra es urbana, muchas familias consideradas “urbanas” desarrollan actividades agrícolas (57 %).

Fuente: Obra de los autores basada en datos del estudio IPPMD.
Los países también difieren en cuanto a los tipos de actividades agrícolas a la que se dedican los hogares. Los hogares de países como Filipinas y República Dominicana se dedicaban más a la cría de ganado que en otros países (como se espera de los datos macroeconómicos que se presentan en la Figura 4.2), mientras Armenia y Costa Rica tenían más familias dedicadas a la agricultura de labranza (Figura 4.4). Los datos de IPPMD para Costa Rica contrastan con los datos macroeconómicos. Esto es un reflejo del hecho de que muchos datos se recogieron en la provincia de Alajuela, que tiene una amplia zona de labranza. Los hogares de países como Burkina Faso, Camboya y Georgia participaban en ambos tipos de actividad. En los dos primeros, se trataban principalmente de actividades agrícolas para uso doméstico2 más que de agricultura destinada a la comercialización.

Fuente: Obra de los autores basada en datos del estudio IPPMD.
¿Qué efectos tiene la migración en la agricultura?
El sector agrícola depende en gran medida en el trabajo manual, especialmente en los países que carecen de inversiones en el sector. Como tal, la marcha, la llegada y el regreso de los trabajadores, así como las remesas que los migrantes envían o con las que regresan pueden alterar potencialmente las actividades de los hogares y, más en general, el sector en su conjunto. Existen dos puntos de vista principales sobre cómo la migración afecta el sector agrícola, que no son mutuamente excluyentes y pueden resumirse de la siguiente manera (FAO y FIDA, 2008; Lucas 1987).
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El primero traza un cuadro negativo, destacando la falta de mano de obra y la posibilidad de que dicha pérdida afecte la seguridad alimentaria y el crecimiento económico en las zonas rurales. La salida de un miembro disminuye la disponibilidad de mano de obra dentro del hogar y, potencialmente, en la comunidad que abandona la persona que emigra, lo que puede afectar la manera como el hogar gestiona sus actividades agrícolas. En consecuencia, la emigración se presenta a menudo como un desafío para la sostenibilidad del sector agrícola y del desarrollo rural en general mediante sus vínculos con el resto de la economía.
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La segunda perspectiva pone de relieve el efecto positivo que se logra al abandonar un mercado de trabajo saturado, al enviar remesas y por la migración de retorno. La migración puede ser una fuente de inversión e innovación para el sector, puesto que los emigrantes envían remesas y los migrantes de retorno regresan con un capital social y económico. Al mismo tiempo, la migración también puede ser el catalizador de la diversificación o de una transición hacia fuera del sector, ya que las remesas y las diversas formas de capital repatriado por los migrantes de retorno pueden emplearse para invertir en actividades fuera del sector agrícola. Por tanto, la migración se presenta como una oportunidad para que los hogares puedan escapar de unas condiciones de vida precarias, reducir la presión sobre los recursos en los lugares que dejan atrás y sumar recursos mediante el envío de remesas y, con el tiempo, regresando a casa.
Además de las remesas de la emigración y la migración de retorno, los inmigrantes internacionales también pueden ser una fuente de inversión y de contribución económica al sector.
Esta sección explora estas cuestiones en los diez países socios, basándose en el análisis empírico del conjunto de datos de IPPMD.
La emigración revitaliza el mercado de trabajo agrícola
El sector agrícola es uno de los más afectados por la emigración; en cinco de ocho países de IPPMD con datos disponibles (Armenia, Burkina Faso, Camboya, Costa Rica y Haití), figura como el sector con el mayor índice de emigración, frente al número de personas empleadas en el país. Esto tiene implicaciones para el sector pero también para las familias que se ganan la vida en el sector. La emigración de uno o más miembros del hogar tiene consecuencias importantes en términos de la asignación de la mano de obra y de la división del trabajo dentro del hogar. La marcha de un miembro de la familia puede dar lugar a ajustes en la oferta de mano de obra por el resto de miembros del hogar, lo que incluye contribuir directamente a las actividades agrícolas del hogar. Según la investigación, los hogares en el centro de Mali consideran que la pérdida de la contribución de un hombre joven a la agricultura es mayor que la ganancia en remesas (McDowell y de Haan, 1997). Cuando los trabajadores menos productivos son los que se quedan en el país, la caída de la productividad puede incluso conducir a la escasez de mano de obra (Tacoli, 2002) y a la inseguridad alimentaria en algunas comunidades (Skeldon, 2003; Cotula y Toulmin, 2004); se han documentado pruebas de ellos en Mali (Cissé y Daum, 2010) y Zimbabue (Tsiko, 2009).
En esta sección se analiza la relación entre la emigración y el uso de mano de obra en actividades agrícolas. Los hogares agrícolas pueden satisfacer un aumento en su demanda de mano de obra de dos maneras. En primer lugar, exigiendo que más miembros del hogar trabajen (o trabajen más) en sus tierras. En segundo lugar, recurriendo al mercado laboral externo para contratar trabajadores. Cuando un miembro del hogar emigra, los hogares pueden tener que buscar más mano de obra, ya sea recurriendo en mayor medida a otros miembros del hogar o mediante la contratación de trabajadores externos. Esto está en línea con lo que se expone en el Capítulo 3 sobre el impacto de la emigración en la mano de obra interna al hogar, aunque los estudios empíricos que confirmen esto específicamente para los hogares agrícolas son más bien escasos. La emigración probablemente reduce la oferta de mano de obra en general, y en particular la disponibilidad de mano de obra en las comunidades de emigrantes (FAO y FIDA, 2008).
La comparación de los hogares agrícolas de emigrantes y de no emigrantes con respecto al número de miembros del hogar que trabajan en las actividades agrícolas del hogar revela un panorama mixto. En Burkina Faso, Costa de Marfil y Marruecos las familias de emigrantes se basan más en los miembros del hogar para trabajar en la explotación que aquellos sin emigrantes (Figura 4.5). Esta relación es estadísticamente significativa según el análisis de regresión para Burkina Faso y Marruecos (Cuadro 4.2). Sin embargo, hay más países en los que los hogares agrícolas con miembros emigrados tenían menos miembros del hogar, y no más, trabajando las tierras, aunque la diferencia entre las familias de emigrantes y de no emigrantes es relativamente pequeña. Estos son Armenia, Filipinas, Georgia, Haití y República Dominicana. En estos países, la mano de obra emigrante o bien podría no haberse reemplazado, o bien, alternativamente, podría haber sido reemplazada de otras formas distintas a los recursos internos. De hecho, si los hogares carecen de la capacidad interna para cubrir la escasez de mano de obra después de la emigración de uno de sus miembros y si los mercados de trabajo son más desarrollados y accesibles, pueden recurrir a la contratación de mano de obra externa.

Nota: La significación estadística se ha calculado utilizando una prueba de chi-cuadrado tal como se indica a continuación: ***: 99 %, **: 95 %, *: 90 %. Los países están ordenados de acuerdo con la proporción de los hogares con emigrantes en relación con los hogares sin emigrantes. Costa Rica no está incluido debido al tamaño insuficiente de su muestra.
Fuente: Obra de los autores basada en datos del estudio IPPMD.
El proyecto IPPMD recabó datos acerca de la medida en que los hogares contrataban mano de obra externa. En varios casos –sobre todo en Costa de Marfil, Filipinas, Georgia, Haití, Marruecos y República Dominicana–, los hogares de emigrantes eran más propensos a hacerlo que los hogares sin emigrantes (Figura 4.6). La relación es sólida para todos estos países, con la excepción de Georgia (Cuadro 4.2). Ello está tal vez relacionado con el hecho de que Georgia ha pasado bastante rápidamente de una economía dependiente de la agricultura a una más diversificada, lo que significa que los hogares tienen allí menos necesidad de mano de obra en la agricultura (Figura 4.1).

Nota: La significación estadística se ha calculado utilizando una prueba de chi-cuadrado tal como se indica a continuación: ***: 99 %, **: 95 %, *: 90 %. Los países están ordenados según la relación del porcentaje de hogares con emigrantes respecto de los hogares sin emigrantes. Costa Rica no está incluido debido al tamaño insuficiente de su muestra.
Fuente: Obra de los autores basada en datos del estudio IPPMD.
En general, todo esto esboza un cuadro según el cual los hogares con emigrantes están empleando, en efecto, más mano de obra, lo que proporciona una prueba más de que el mercado laboral no es tan rígido cuando los trabajadores emigran, aunque probablemente disminuye la productividad, puesto que los emigrantes son generalmente más jóvenes y más productivos que los que se quedan atrás.
En el país socio donde la agricultura desempeña el papel más importante en términos de PIB (e incluso en aumento), Burkina Faso (Figura 4.1), los hogares de emigrantes recurren más a la mano de obra interna al hogar, pero no a mano de obra externa. Podría ser una señal de que los mercados de trabajo están poco desarrollados en las regiones que se ven afectadas, y los hogares tienen dificultades para contratar mano de obra externa. Marruecos, por su parte, tiene un valor agregado agrícola respecto del PIB considerablemente menor respecto de Burkina Faso. Esto podría deberse a que Marruecos se ha urbanizado más rápidamente en los últimos años, pasando de una población urbanizada del 48 % en 1990 a una del 60 % en 2015 (ONU, 2014), generando una disminución en la oferta de mano de obra similar a la de la emigración internacional. Al mismo tiempo, Marruecos también está en transición hacia convertirse en un país menos dependiente de su producción agrícola; la emigración parece estar actuando como una manera de revitalizar el mercado, lo que también explica por qué los hogares están contratando mano de obra externa (aunque esta relación no es tan sólida).
Es igualmente notable que muchos de los países en los que los hogares de emigrantes contratan más mano de obra externa son algunos de los países más ricos del proyecto y también países en los que la agricultura desempeña un papel menor en la economía (por ejemplo, Filipinas, Georgia, Marruecos y República Dominicana). Esto probablemente refleja que los mercados de trabajo en estos países son más eficientes que en los países más pobres, lo que significa que es más fácil encontrar y contratar mano de obra.
En el caso de Costa de Marfil, los hogares de emigrantes son también más propensos a contratar mano de obra externa. A pesar de que Costa de Marfil tiene una producción relativamente baja de acuerdo con la Figura 4.2, la importancia de la agricultura en el PIB es elevada, lo que significa que muchos trabajadores aún dependen del sector como fuente de empleo. Además, el país está saliendo de una crisis violenta, de la que no salieron indemnes muchas áreas rurales. Muchas personas pueden haber abandonado las poblaciones después de la crisis y, al regresar la estabilidad a las zonas agrícolas, la demanda de mano de obra puede haberse disparado. Un argumento similar puede hacerse para Haití después del terremoto de 2010.
En síntesis, en los hogares con emigrantes hay una cierta tendencia a recurrir a más mano de obra, a veces interna al hogar y con frecuencia externa.
Las remesas y el capital económico y humano de los migrantes de retorno se utilizan para invertir en actividades productivas
A medida que se intensifica la urbanización, especialmente en África, los centros urbanos en crecimiento se consideran fuentes potenciales de inversión para la agricultura, especialmente con herramientas como los fondos de inversión agrícola (McNeils et al., 2010). La migración internacional también puede desempeñar un papel en la generación de la muy necesaria financiación. Muchos hogares reciben dinero y bienes de amigos y familiares que viven en otros países y puesto que los hogares agrícolas se encuentran principalmente en las zonas rurales con unos mercados de crédito y de trabajo pobres, las remesas pueden ser especialmente importantes. Teniendo en cuenta la transición de la agricultura y la emigración de la mano de obra productiva, los países deben asegurar que el sector sigue siendo viable, por ejemplo, aumentando la productividad.
Un problema inherente, sin embargo, es que el costo de transferir las remesas a las zonas rurales también es elevado y problemático dada la escasez de servicios bancarios, en comparación con las zonas urbanas. Aunque poco se sabe acerca de la tasa de envío de remesas de los migrantes a las zonas rurales frente a las urbanas, las investigaciones sugieren que el 40 % de las remesas se destinan a las zonas rurales (FAO, 2016), una tasa que es inferior al porcentaje de población mundial que vive en zonas rurales (46 %), y muy inferior a la proporción de la población rural mundial que vive en países menos adelantados (52 %), los países menos adelantados (69 %) y los países de bajos ingresos (70 %) (ONU, 2014).
La migración de retorno también puede afectar potencialmente el sector agrícola de muchas de las mismas maneras que las remesas, ya que los migrantes pueden traer de vuelta consigo sus ahorros, así como su contribución directa como mano de obra y la experiencia adquirida en el extranjero.
Las remesas y los ahorros de los migrantes de retorno pueden ser invertidos en activos productivos agrícolas. Los hogares pueden invertir en activos productivos tales como maquinaria, establos, cercas, mecanismos de alimentación, sistemas de riego y tractores. Hay varios ejemplos de remesas que se están invirtiendo en activos agrícolas. La migración internacional permitió a los hogares de emigrantes aumentar la producción agrícola en general en Bangladés (Mendola, 2005) y en Ghana (Tsegai, 2004). Estos ayudan a contrarrestar la pérdida de mano de obra inducida por la emigración. De hecho, se ha observado que la pérdida de mano de obra debida a la migración interna en China tiene un impacto negativo en la producción de maíz en los hogares de origen, pero las remesas compensan en parte estas pérdidas (Rozelle et al., 1999).
La inversión también puede adoptar varias formas. Las remesas pueden estimular, por ejemplo, los cambios en la actividad agrícola, pero queda pendiente de aclarar exactamente de qué manera. Por ejemplo, la inversión productiva de las remesas puede ayudar a los hogares a pasar de las actividades que requieren mucha mano de obra a actividades que requieren mucho capital. En Botsuana, Malaui y Mozambique, las remesas procedentes de Sudáfrica han mejorado tanto la productividad de los cultivos como la acumulación de ganado (Lucas, 1987). Las remesas ayudan a los hogares rurales a abandonar los cultivos de bajo rendimiento y pasar a los cultivos comerciales y la ganadería, y la evidencia de ello se ha documentado en Albania (Carletto et al., 2009) y Burkina Faso (Taylor y Wouterse, 2008). La evidencia de México sugiere que las remesas se utilizan para invertir en activos agrícolas, aunque no para las inversiones en ganado (Böhme, 2015). Un estudio en Filipinas concluyó que las remesas aumentan la proporción de hogares que producen cultivos de alto valor comercial y aumentan el uso de herramientas mecánicas, pero disminuyen la proporción de hogares que se dedican a la diversificación de cultivos (González-Velosa, 2011). Las remesas también permiten que los hogares agrícolas resistan y estén asegurados contra las dificultades. Las remesas enviadas a Botsuana, por ejemplo, permitieron a los hogares rurales superar las dificultades causadas por las sequías (Lucas y Stark, 1985).
Esta es la teoría de cómo se podrían utilizar las remesas y los ahorros y los conocimientos acumulados por los migrantes de retorno. ¿Pero qué dicen los datos de IPPMD acerca de lo que está sucediendo en los países socios? Aunque los datos sobre eficiencia y productividad no se recolectaron, la investigación de IPPMD explora si los hogares agrícolas utilizan las remesas para invertir en activos agrícolas usando los datos recopilados acerca de si los hogares han invertido dinero en activos agrícolas.3
La tasa de inversión en activos agrícolas de los hogares varía según el país. En Haití es más elevada, seguido de Costa de Marfil, Burkina Faso y Camboya. Estos son concretamente cuatro de los países socios más pobres del proyecto, donde la inversión productiva en agricultura ha sido baja en el pasado, y donde, en el caso de Costa de Marfil (por disturbios) y Haití (a causa del terremoto), esta se encuentra parcialmente destruida. También se sitúan entre los países con los mayores niveles de valor agregado en agricultura como porcentaje del PIB de entre los países socios de IPPMD. De hecho, en Costa de Marfil y Haití –y también en Armenia y Marruecos– existe una correlación positiva entre la recepción de remesas y la inversión en activos agrícolas (Figura 4.7).4 Las remesas en estos países están impulsando la inversión en un sector que lo necesita y donde los rendimientos de la inversión son probablemente elevados, en comparación con los países en los que la inversión en la agricultura ya era alta en el pasado y donde la dependencia de la agricultura en sus economías es inferior, tales como Filipinas, Georgia y República Dominicana. En Armenia y Haití estas relaciones se confirman mediante un análisis de regresión Probit (Cuadro 4.3). En Camboya los hogares receptores de remesas tienen una menor tendencia a gastar en activos agrícolas.

Nota: La significación estadística se ha calculado utilizando una prueba de chi-cuadrado tal como se indica a continuación: ***: 99 %, **: 95 %, *: 90 %. Los países están ordenados por la relación de los hogares receptores de remesas respecto de los que no las reciben. Costa Rica no está incluido debido al tamaño insuficiente de su muestra.
Fuente: Obra de los autores basada en datos del estudio IPPMD.
Al igual que para las remesas, los hogares con migrantes de retorno pueden influir positivamente en el sector en términos de inversiones. Sin embargo, los datos de IPPMD sugieren que ello es bastante limitado en comparación con el efecto de las remesas. Solo en Burkina Faso, por ejemplo, los hogares de los migrantes de retorno son los que han hecho un mayor gasto en activos agrícolas en los últimos 12 meses, en comparación con los hogares sin ningún migrante de retorno (Figura 4.8). Un modelo de regresión Probit confirma esta relación positiva (Cuadro 4.3). Hay poca bibliografía sobre este tema y por tanto es difícil entender por qué el efecto es tan limitado. En el caso de Burkina Faso, muchos migrantes se vieron obligados a regresar durante la guerra civil en Costa de Marfil y muchos de ellos se encontraban en la mitad de su vida productiva, con dinero y habilidades obtenidos con la agricultura. Como tales, no es tan sorprendente que aquellos hogares también estén invirtiendo en agricultura en su país de origen. Para los demás países, los migrantes de retorno, en particular los que regresan con intención de invertir, tal vez se instalen en las ciudades o inviertan en proyectos no agrícolas. La migración puede ser parte de su estrategia para abandonar las actividades agrícolas.

Nota: La significación estadística se ha calculado utilizando una prueba de chi-cuadrado tal como se indica a continuación: ***: 99 %, **: 95 %, *: 90 %. Los países están ordenados según la relación de hogares con al menos un migrante de retorno respecto de los que no tienen ninguno. República Dominicana está excluido debido al tamaño insuficiente de su muestra.
Fuente: Obra de los autores basada en datos del estudio IPPMD.
Los hogares receptores de remesas y los hogares de los migrantes de retorno también pueden optar por invertir sus ingresos adicionales en actividades empresariales no agrícolas (FAO y FIDA, 2008). Este punto de vista sería coherente con el desarrollo y el abandono gradual de la dependencia agrícola. Este ha sido el caso de Albania, por ejemplo, donde las remesas se han asociado negativamente con las entradas tanto de mano de obra como con los demás insumos en la agricultura (Carletto et al., 2009). De hecho, Carletto et al., (2009) también concluyen que la emigración de Albania contribuyó a una disminución de presión del trabajo agrícola per cápita.
La encuesta de IPPMD incluyó una pregunta sobre si los hogares dirigían un negocio no agrícola. Al analizar los países, parece que existe poca evidencia de que las remesas a los hogares agrícolas se estén utilizando para financiar este tipo de negocios. Solo en República Dominicana los estadísticos descriptivos apuntan en esta dirección, y de hecho en Camboya las remesas se correlacionan con un número inferior de negocios no agrícolas. Teniendo en cuenta otros factores que podrían afectar el hecho de poseer negocios de este tipo, un análisis de regresión Probit vuelve a confirmar que no solo las remesas se correlacionan negativamente con los negocios no agrícolas en Camboya, sino que también es así en Armenia y Filipinas. Esto posiblemente puede deberse a que las remesas se utilizan sobre todo para el consumo, en especial en un país pobre como Camboya. La correlación positiva que se detecta en República Dominicana en la Figura 4.9 no se confirma mediante análisis de regresión en el Cuadro 4.4.

Nota: La significación estadística se ha calculado utilizando una prueba de chi-cuadrado tal como se indica a continuación: ***: 99 %, **: 95 %, *: 90 %. Los países están ordenados por la relación de los hogares receptores de remesas respecto de los que no las reciben. Costa Rica y Marruecos no están incluidos debido al tamaño insuficiente de sus muestras.
Fuente: Obra de los autores basada en datos del estudio IPPMD.
Por el contrario, los hogares con migrantes de retorno parecen efectivamente canalizar el ahorro y el conocimiento que se traen del extranjero hacia los negocios no agrícolas. En Burkina Faso, Costa Rica, Filipinas y Georgia los hogares agrícolas con migrantes de retorno eran más propensos a poseer un negocio no agrícola (Figura 4.10). Esto se confirmó mediante un análisis de regresión Probit en Costa Rica y Georgia. En comparación con la recepción de remesas, el hecho de tener un migrante de retorno es un medio mucho más potente hacia la propiedad de un negocio para los hogares agrícolas. Esto puede deberse a que, además del capital económico, los negocios necesitan conocimientos técnicos, que obtienen de los migrantes de retorno que han acumulado experiencia en el extranjero. De hecho, en Burkina Faso el retorno de los migrantes de Costa de Marfil tras el conflicto ha supuesto una gran ventaja para el país, ya que los migrantes de retorno invierten en el sector agrícola (Figura 4.8), pero también en negocios no agrícolas, como se muestra en el Cuadro 4.4.

Nota: La significación estadística se ha calculado utilizando una prueba de chi-cuadrado tal como se indica a continuación: ***: 99 %, **: 95 %, *: 90 %. Los países están ordenados según la relación de hogares con al menos un migrante de retorno respecto de los que no tienen ninguno. República Dominicana y Marruecos no están incluidos debido al tamaño insuficiente de sus muestras.
Fuente: Obra de los autores basada en datos del estudio IPPMD.
Los hogares con inmigrantes pueden ser más propensos a generar puestos de trabajo y bienes para el mercado respecto de los hogares sin ellos
Los inmigrantes proporcionan mano de obra pero también el capital social, económico y humano necesarios para mantener el crecimiento agrícola, a menudo en un contexto en el que los residentes locales ya no están dispuestos a trabajar en el sector. En muchos países, los inmigrantes ayudan a compensar la escasez, sobre todo durante las temporadas de siembra y cosecha. Por ejemplo, la emigración de los trabajadores rurales de la región senegalesa de Bakel tuvo como consecuencia la inmigración de trabajadores malienses a Senegal (Cotula y Toulmin, 2004).
Los inmigrantes también pueden traer consigo nuevas ideas y métodos, así como el capital acumulado en sus países de origen. Por otra parte, el empleo y la inversión en el sector agrícola a menudo generan nuevos puestos de trabajo, ya que los mercados se desarrollan gracias a los insumos que necesitan los agricultores para producir y transformar esta producción para los mercados. En esta sección se explora si los inmigrantes desempeñan estas funciones en el sector agrícola en los cuatro países en los que se han recabado suficientes datos sobre los inmigrantes: Burkina Faso, Costa Rica, Costa de Marfil y República Dominicana.
De acuerdo con los datos IPPMD recabados, los hogares con inmigrantes eran menos propensos a participar en sus propias actividades agrícolas, aunque las diferencias fueron significativas solo en Costa Rica y República Dominicana (Figura 4.11). Esto contrasta con el hecho de que los inmigrantes suelen trabajar en el sector agrícola (Capítulo 3). Una posible explicación es que los inmigrantes no tienen el capital necesario para invertir en actividades agrícolas. A pesar de que los inmigrantes traen consigo capital a sus países de acogida, puede que no sea suficiente para invertir en actividades agrícolas de su propiedad. Esto es verosímil puesto que los datos muestran que los hogares con inmigrantes son en promedio más pobres que los hogares sin ellos, con la excepción de Burkina Faso. Por tanto, a pesar de estar insuficientemente representados en el sector agrícola, los hogares de inmigrantes todavía pueden contribuir a él mediante de, por ejemplo, su trabajo (Capítulo 3).

Nota: La significación estadística se ha calculado utilizando una prueba de chi-cuadrado tal como se indica a continuación: ***: 99 %, **: 95 %, *: 90 %. Los países están ordenados de acuerdo con la relación de los hogares sin inmigrantes respecto de los hogares de inmigrantes. Armenia, Camboya, Filipinas, Georgia y Marruecos están excluidos porque en estos países no se recabaron los datos sobre inmigrantes o la muestra de los inmigrantes es demasiado pequeña.
Fuente: Obra de los autores basada en datos del estudio IPPMD.
Además, en República Dominicana los hogares agrícolas con inmigrantes eran más propensos que los hogares sin inmigrantes a vender sus productos de la última cosecha en el mercado (90 % frente a 74 %), beneficiando así a la economía en su conjunto. Los inmigrantes también tienden a contratar más trabajadores de fuera del hogar en Burkina Faso y República Dominicana (Figura 4.12). Estos resultados se confirman de nuevo para Burkina Faso mediante un análisis de regresión (Cuadro 4.5).

Nota: La significación estadística se ha calculado utilizando una prueba de chi-cuadrado tal como se indica a continuación: ***: 99 %, **: 95 %, *: 90 %. Armenia, Camboya, Filipinas, Georgia y Marruecos están excluidos porque en estos países no se recabaron los datos sobre inmigrantes o la muestra de los inmigrantes es demasiado pequeña.
Fuente: Obra de los autores basada en datos del estudio IPPMD.
Como conclusión de este apartado, la migración parecería implicar un costo en mano de obra para los hogares que pierden un miembro productivo, pero por lo general beneficia a los países de origen. Los hogares con emigrantes recurren más a la mano de obra –ya sea interna o externa–, lo que ayuda a revitalizar el mercado de trabajo. En consecuencia, hay menos probabilidades de subempleo en el sector y en las zonas rurales en general. Además, en algunos países las remesas y también la migración de retorno alimentan las inversiones tanto dentro como fuera del sector agrícola, impulsando la diversificación. Esto puede ser una señal de que el país está encarando la senda de la salida de la dependencia agrícola. Para los países de destino, existe cierta evidencia de que los inmigrantes generan efectos positivos en la economía.
¿Qué efectos tienen las políticas agrícolas en la migración?
En la sección anterior se analiza cómo la migración afecta el sector agrícola. Pero lo contrario también es cierto: las políticas agrícolas pueden afectar los resultados en materia de migración. El proyecto IPPMD recolectó datos sobre ciertas políticas y programas dirigidos directamente a los agricultores. Estos se describen a continuación y se clasifican en tres grupos distintos: los que alivian las limitaciones monetarias, los que consisten en programas de capacitación y los que ofrecen algún tipo de reducción del riesgo o de mecanismo de aseguración (Recuadro 4.1).
La encuesta de hogares de IPPMD preguntaba a los miembros adultos del hogar si se habían beneficiado de ciertas políticas y programas agrícolas.1 Las políticas agrícolas incluyen subsidios o servicios gratuitos, programas de capacitación agrícola y mecanismos de seguros, tales como dinero por trabajo, insumos por trabajo, alimentos por trabajo, seguros de cosechas y agricultura por contrato (enumerados en la Figura 4.13). El Anexo 4.A1 contiene una lista completa de los programas en vigor en cada uno de los diez países. Además, la encuesta a la comunidad recolectó información sobre si las comunidades disponen de cooperativas de agricultores. También preguntaba si se habían implantado en las comunidades determinados tipos de subvenciones y de programas de capacitación.

← 1. La pregunta sobre la participación en programas relacionados con la agricultura se formuló de la siguiente forma: “¿En los últimos cinco años ha participado alguien de este hogar en el siguiente programa?”.
No siempre está claro si las políticas agrícolas incluidas en el Recuadro 4.1 tienen un efecto positivo o negativo neto sobre los flujos migratorios.
Al aumentar el flujo de ingresos del hogar, los subsidios agrícolas reducen las restricciones financieras. De este modo, puede disminuir la necesidad del hogar de buscar ingresos en otros lugares y, por tanto, reducir la presión para emigrar. Por otro lado, pueden proporcionar suficientes ingresos extra para poder permitirse emigrar. De hecho, la bibliografía empírica es contradictoria. La evidencia sobre el programa de subsidios Procampo de México, que se compone principalmente de las transferencias de dinero no condicionadas a los agricultores, es objeto de debate. Por un lado, un estudio afirma que ha reducido los flujos (Cuecuecha y Scott, 2009), mientras que otro observa un aumento de los flujos hacia los Estados Unidos de América (Cortina, 2014). Los subsidios agrícolas también pueden proporcionar un incentivo para que los hogares inviertan y canalicen sus fondos hacia las actividades agrícolas, lo que aumenta las remesas, o las pueden hacer menos necesarias, reduciendo así su flujo. Del mismo modo, pueden reducir la necesidad de que un miembro permanezca en el extranjero y, por tanto, suponer un incentivo para que los emigrantes regresen y –lo más importante– para que se queden.
La mejora de las capacidades de los trabajadores es una estrategia adoptada en muchos países en desarrollo, como se señaló en el Capítulo 3. La capacitación agrícola puede proporcionar las competencias necesarias para aumentar la eficiencia y mejorar los rendimientos en su propia explotación agrícola, así como para encontrar trabajo en otra, lo que reduce la necesidad de emigrar. Por otro lado, al hacer más eficientes a los trabajadores y, tal vez, aumentando su empleabilidad, la capacitación podría en realidad hacer que los trabajadores fuesen más atractivos para los empleadores de otros países. Las remesas pueden complementar las nuevas competencias, proporcionando los ingresos necesarios para invertir en la mecanización, por ejemplo. Del mismo modo, la oferta de formación podría suponer un incentivo para volver para los emigrantes si sienten que la capacitación les conduciría a mejores resultados, y puede aumentar sus probabilidades de permanecer en el país de origen. Pero, de nuevo, si la capacitación aumenta la empleabilidad de los trabajadores en otros lugares, estos podrían ser menos propensos a volver ya que sus empleadores los querrían retener por más tiempo.
Los seguros y la reducción del riesgo se sitúan en el núcleo de la emigración. El riesgo desempeña un papel clave en la decisión de emigrar de dos maneras. En primer lugar, la migración puede ser una respuesta al nivel general de riesgo en las condiciones de vida. La teoría de la Nueva Economía de la Migración Laboral (NEML) sugiere que la migración es una estrategia de diversificación del riesgo (Stark, 1991). Establece que en entornos de alto riesgo, donde los mercados del crédito y de los seguros son débiles, la migración representa una ruta alternativa para reducir el riesgo de los hogares, mediante la diversificación de las fuentes de ingresos. En otras palabras, la migración se ve como un medio para escapar de los entornos con una elevada variabilidad de los ingresos. En segundo lugar, puesto que la migración es una decisión arriesgada, las actitudes individuales y a nivel de los hogares para con el riesgo también desempeñarán un papel a la hora de alentar o desalentar la emigración. La evidencia empírica sugiere que los individuos con aversión al riesgo son menos propensos a emprender la emigración. Por ejemplo, un estudio sobre las zonas rurales de México indica que las mujeres con una elevada aversión al riesgo tienen una mayor probabilidad de migrar lejos de lugares con alta variabilidad de las condiciones climáticas, mientras que esta variabilidad no afecta a la incidencia de la migración entre los hombres (Conroy, 2009). Otro estudio sobre la migración rural-urbana en China (Akgüc¸ et al. 2015) concluye que los migrantes y sus familiares sienten significativamente menos aversión al riesgo que sus semejantes que permanecen en el lugar.
Los individuos, por tanto, a menudo emigran en busca de ingresos más estables o para superar una adversidad. Los datos recolectados para el proyecto IPPMD están por tanto más adaptados a la investigación del primer enfoque, ya que no se recopiló información sobre las actitudes hacia el riesgo. La exposición al riesgo, a causa de la falta de tierras o de títulos de propiedad de las tierras, por ejemplo, puede empujar a los hogares a buscar alternativas tales como la migración. Sin tierra los trabajadores rurales en las economías agrícolas pobres ven pocas alternativas distintas de la migración. La reducción de este riesgo debería reducir la necesidad de emigrar. Sin embargo, en algunas ocasiones puede aumentarlo para las personas que asumen riesgos, que ven en la reducción del riesgo una oportunidad que deben aprovechar. El riesgo es también un determinante principal para el envío de remesas, que ayuda a los hogares a facilitar el consumo y a sobrevivir a los problemas económicos. Los mecanismos que reducen el riesgo –como los seguros de cosechas y los programas de agricultura por contrato del gobierno que garantizan ingresos aun cuando las cosechas son malas– pueden, por tanto, reducir también la necesidad de enviar remesas. Por otra parte, las medidas que reducen el riesgo también pueden hacer que las inversiones sean más seguras y, por consiguiente, incrementar el flujo de remesas. Del mismo modo, la reducción de riesgo puede suponer un incentivo para regresar, especialmente si la razón para emigrar originalmente fue evitar riesgos. También puede aumentar las posibilidades de permanecer una vez que ha regresado el individuo.
Además de estos vínculos, el acceso a este tipo de políticas puede proporcionar el impulso necesario para que los inmigrantes inviertan en el sector y se integren económicamente en la sociedad.
En síntesis, los posibles vínculos entre las políticas agrícolas y la migración son complejos. La investigación de IPPMD ha tratado de desentrañar algunos patrones por medio del análisis empírico. Los resultados se presentan a continuación.
En general, los subsidios fueron los más comunes entre los diez países encuestados. De todos los hogares encuestados, el 9 % se había beneficiado de subsidios y políticas similares, frente al 5 % que había recibido capacitación y el 1 % políticas de seguros y de reducción del riesgo (Cuadro 4.6). Hay algunas razones para esto. En primer lugar, los subsidios suelen ser más fáciles de gestionar. Al decidir subvencionar las semillas o los servicios veterinarios, el gobierno puede estimular a los hogares para que utilicen ciertos productos o inviertan en servicios. Esto los distingue de los programas de capacitación, en los que los hogares deben desempeñar un papel activo en la asistencia al curso. Los subsidios son también mucho más universales: todos los hogares seleccionados pueden tener acceso a los programas, independientemente de su formación o conocimientos previos. En un programa de capacitación, la habilidad de leer y escribir, así como un cierto nivel de conocimientos, a menudo son necesarios para que la formación sea de algún interés. Además, los hogares no siempre tienen claro que se estén beneficiando de un programa relacionado con seguros.
Los subsidios agrícolas pueden disminuir la emigración en los países más ricos, pero aumentarla en los más pobres
En general, los subsidios agrícolas parecen desempeñar una función en ciertos países (Figura 4.14). Por ejemplo, los resultados de IPPMD muestran que los hogares con un emigrante que se había marchado en los últimos cinco años tenían una mayor probabilidad de beneficiarse de ellos en Camboya (43 % frente a 37 %) y Haití (18 % frente a 9 %), mientras que lo contrario es cierto para Marruecos (6 % frente a 11 %) y Filipinas (11 % frente a 27 %). Estas diferencias se confirmaron por análisis de regresión para Camboya, Filipinas y Marruecos (Cuadro 4.7).

Nota: La significación estadística se ha calculado utilizando una prueba de chi-cuadrado tal como se indica a continuación: ***: 99 %, **: 95 %, *: 90 %. Los países están ordenados de acuerdo con la relación de hogares no beneficiarios respecto de los hogares beneficiarios. Costa Rica está excluido debido al tamaño insuficiente de su muestra.
Fuente: Obra de los autores basada en datos del estudio IPPMD.
Los hogares beneficiarios también eran más propensos a tener un miembro con intención de emigrar específicamente antes de los 12 meses siguientes en Camboya (el 18 % frente al 12 % de los hogares no beneficiarios) y Haití (el 12 % frente al 6 %), así como un miembro con intención de emigrar en un periodo de tiempo indeterminado en Burkina Faso (el 18 % frente al 13 %) y Costa de Marfil (el 41 % frente al 25 %). En estos países, los subsidios agrícolas parecen debilitar las barreras a la emigración –reales o imaginarias– en el plazo inmediato. Esto se confirma mediante análisis de regresión para Burkina Faso, Camboya y Costa de Marfil, puesto que la probabilidad de tener un miembro con intención de emigrar es mayor en los hogares que se benefician de los subsidios. Ocurre lo contrario en Armenia, donde los subsidios tienden a reducir la probabilidad de tener un miembro con intención de emigrar (Cuadro 4.7, columna 2).
¿Qué es lo que podría explicar estas diferencias? En Camboya, el gobierno tiene previsto ampliar el sector de la agricultura, en parte, mediante subsidios y ayudas económicas a los hogares para invertir y diversificar sus actividades. ¿Pero este aumento de las subvenciones está fomentando todavía más la emigración procedente del sector? También es probable que los programas de subsidios en países como Burkina Faso, Camboya, Costa de Marfil y Haití tengan por objeto ayudar a los agricultores a llegar a fin de mes. En Filipinas y Marruecos los subsidios parecen haber animado a la gente a permanecer en el país, tal vez incluso de una manera productiva. Extender su aplicación, por tanto, podría ser beneficioso para el sector agrícola en estos países. Tales subvenciones pueden tener la finalidad, por ejemplo, de ayudar a emprender la transición hacia actividades más comerciales y posteriores a la cosecha.
El análisis de regresión confirma que los subsidios agrícolas probablemente desplacen a las remesas en Marruecos, a pesar de que la estadística descriptiva sugiere que existe poca diferencia en la tasa de envío de remesas entre los beneficiarios de las subvenciones y los no beneficiarios (el 24 % respectivamente). Esto se debe a que las remesas están fuertemente correlacionadas con el ámbito rural y la relación de dependencia y tienen una correlación negativa con la relación de género en los adultos en Marruecos, variables todas ellas controladas en el análisis de regresión. Por ejemplo, las remesas pueden enviarse para compensar la pérdida de hombres que trabajan en los campos, o la falta de crédito disponible en las zonas rurales; las remesas ayudan a llenar el vacío. Por otro lado, en Camboya los datos confirman una relación positiva entre las remesas y los subsidios agrícolas (49 % para los hogares beneficiarios, 40 % para los hogares no beneficiarios), lo que indica que pueden proporcionar un incentivo para invertir más en actividades agrícolas allí (Cuadro 4.7). Como en el caso de la emigración, Marruecos y Camboya se sitúan en lados opuestos del espectro de desarrollo agrícola. A pesar de que la agricultura desempeña un papel importante en Marruecos, su peso en el PIB del país es menor que en Camboya, donde la agricultura es el principal sector de actividad. A partir de un nivel más bajo de desarrollo (agrícola), los emigrantes pueden ser más propensos a seguir enviando remesas en Camboya, en relación con otra economía más desarrollada como Marruecos.
Por otro lado, generalmente no existe un vínculo entre la migración de retorno y los subsidios agrícolas, con la excepción de Armenia, donde el 69 % de los hogares beneficiarios tenía un migrante de retorno, en comparación con el 65 % de los hogares no beneficiarios. Allí los subsidios agrícolas parecen proporcionar un incentivo para que los migrantes regresen. Sin embargo, no parecen proporcionar incentivos para permanecer en el país, ya que el análisis de regresión no muestra ninguna relación entre los subsidios agrícolas y la sostenibilidad de la migración de retorno. A pesar de que en el 73 % de los hogares beneficiarios de Marruecos, por ejemplo, los migrantes de retorno no tenían planes de emigrar de nuevo, mientras que esta tasa fue del 60 % en los hogares no beneficiarios, el análisis de regresión no confirma dicho vínculo. Debido a la escasez de las muestras, sin embargo, estos resultados deben ser interpretados con precaución.
En cuanto a la inmigración, es difícil determinar, a partir de los datos recogidos para el proyecto, si los inmigrantes han venido a trabajar al país a causa de la existencia de subsidios agrícolas. Sin embargo, el análisis utilizando los datos de IPPMD confirma que los hogares de inmigrantes están infrarrepresentados en Burkina Faso, Costa de Marfil y Costa Rica, tres de los cuatro países para los cuales se analizó la inmigración en el proyecto IPPMD (Figura 4.15). Esto es más probablemente una señal de que los hogares con inmigrantes tienen menos acceso a este tipo de programas que los hogares sin ellos. El análisis de regresión confirma el vínculo negativo en los tres países (Cuadro 4.7).

Nota: La significación estadística se ha calculado utilizando una prueba de chi-cuadrado tal como se indica a continuación: ***: 99 %, **: 95 %, *: 90 %. Los países están ordenados de acuerdo con la relación de hogares no beneficiarios respecto de los hogares beneficiarios. Armenia, Camboya, Filipinas, Georgia y Marruecos están excluidos porque en estos países no se recabaron los datos sobre inmigrantes o la muestra de los inmigrantes es demasiado pequeña. República Dominicana no está incluido debido al tamaño insuficiente de su muestra.
Fuente: Obra de los autores basada en datos del estudio IPPMD.
Los programas de capacitación agrícola tienen poca influencia en los resultados en materia de migración
Los programas de capacitación agrícola parecen tener poca influencia en los resultados en materia de migración. Esto puede deberse a que estos tardan un tiempo en dar sus frutos. También puede ser porque benefician a los individuos, mientras que este análisis se centra en los hogares y en los vínculos entre la capacitación de un miembro del hogar y la decisión de emigrar de otro de los miembros no siempre están claros.
En cuanto a la relación entre la emigración y la capacitación agrícola, los datos de varios países –en particular Burkina Faso, Costa de Marfil y Georgia– sugieren que la emigración es mayor en los hogares beneficiarios de ella (Figura 4.16). Sin embargo, el único país en el que existe una correlación sólida entre la capacitación agrícola y la emigración de acuerdo con el análisis de regresión es Georgia (Cuadro 4.8). El peso del sector agrícola en la economía ha disminuido rápidamente y la industria y los servicios se están expandiendo a gran velocidad. Como resultado, la capacitación agrícola puede estar precipitando un movimiento fuera del sector. Por otra parte, al examinar las intenciones de emigrar, los hogares de Camboya que tenían un miembro beneficiario de la capacitación también eran más propensos a tener un miembro con intención de emigrar en los próximos 12 meses, en comparación con los hogares no beneficiarios. Esto también sugiere que la capacitación puede o bien ser inadecuada para el mercado de trabajo local o que la demanda en los países vecinos, en este caso Tailandia, es fuerte y los empleos están mejor pagados, de manera el factor de atracción gana sobre lo demás.

Nota: La significación estadística se ha calculado utilizando una prueba de chi-cuadrado tal como se indica a continuación: ***: 99 %, **: 95 %, *: 90 %. Los países están ordenados de acuerdo con la relación de hogares no beneficiarios respecto de los hogares beneficiarios. Armenia, Costa Rica, Filipinas, Marruecos y República Dominicana quedan excluidos porque sus muestras son demasiado pequeñas.
Fuente: Obra de los autores basada en datos del estudio IPPMD.
Cabe destacar que los hogares que se benefician de la capacitación eran menos propensos a tener inmigrantes en Costa de Marfil (Cuadro 4.8); el 30 % de los hogares no beneficiarios tenía un inmigrante, mientras que solo el 19 % de los hogares beneficiarios los tenían. Esto no sugiere que la presencia de este tipo de formación es un factor de atracción para los inmigrantes, sino que puede ser que los inmigrantes o bien son los destinatarios de tales programas o bien están particularmente interesados en participar en ellos, ya que pueden carecer de los conocimientos acerca de las actividades agrícolas locales. De hecho, como se señaló anteriormente, los hogares de inmigrantes están insuficientemente representados entre los hogares con actividades agrícolas de su propiedad.
El efecto de los seguros y de los programas de reducción del riesgo varía
Se encontraron pocas relaciones sólidas entre los programas de seguros y los resultados en materia de migración. El efecto de los mecanismos basados en seguros es más diverso. Esto podría deberse a la variada naturaleza de los programas, que van desde los contratos del gobierno sobre la base de la producción agrícola de los hogares a la compensación en caso de desastres naturales. También hay un número sustancialmente menor de países para los que se recopilaron los datos suficientes para un análisis exhaustivo.
El único país donde dichos programas tienden a tener un efecto es Georgia. Por ejemplo, los hogares generalmente cubiertos por dichos mecanismos de seguro en Georgia tienden a tener un emigrante, mientras que también tienen una menor probabilidad de tener un migrante de retorno (Cuadro 4.9). Esto puede estar relacionado con la reciente evolución de Georgia en términos del peso de la agricultura en el PIB. A partir del año 2000, la proporción del valor añadido en agricultura en el PIB en Georgia ha disminuido enormemente en la última década. Por tanto, es posible que este tipo de programas, al igual que los programas de capacitación, estén incrementando la probabilidad de que los agricultores de Georgia o los miembros de sus hogares abandonen este sector de bajo crecimiento.
Los mecanismos de seguros agrícolas no tienen ningún vínculo con las remesas en los cuatro países en los que se recolectaron los datos, es decir, este tipo de políticas no parece desplazar a las remesas. En cuanto a los inmigrantes, no parece haber una diferencia en el acceso a estos programas entre los hogares con inmigrantes y los hogares sin ellos en Burkina Faso y Costa Rica.
Recomendaciones de políticas
La agricultura constituye un sector importante en todas las estrategias de desarrollo de los países del proyecto IPPMD. Todos ellos tienen como objetivo diversificar, ampliar y exportar e invertir más, a pesar del hecho de que el valor agregado agrícola está disminuyendo como proporción del PIB. En este capítulo se ofrece evidencia de que la migración puede ayudar a alcanzar estos objetivos.
La evidencia apunta a que los hogares de emigrantes recurren a más mano de obra interna al hogar, pero también a una mayor contratación de mano de obra externa. Si bien esto puede aumentar la presión sobre los hogares de emigrantes, también apunta a una mejor asignación de la mano de obra en los países donde el sector agrícola se caracteriza por el subempleo y la baja productividad. La migración también ha beneficiado al sector por medio de las remesas y, en menor medida, de la migración de retorno, que están vinculadas a una mayor inversión en activos agrícolas. Además, la migración de retorno está especialmente vinculada con la inversión en negocias no agrícolas, lo que puede reflejar una transición desde el sector hacia otros ámbitos. Los hogares con inmigrantes son menos propensos a poseer sus propias actividades agrícolas respecto de los hogares sin ellos, posiblemente debido a sus limitaciones económicas. Sin embargo, existe cierta evidencia de que los hogares de inmigrantes contribuyen fehacientemente a la economía agrícola. Por ejemplo, son más propensos a vender sus productos en el mercado en República Dominicana y a contratar a los trabajadores externos para sus actividades agrícolas en Burkina Faso.
Las políticas en el sector agrícola tienen repercusiones en las decisiones relativas a la migración, que a su vez influyen en la medida en que la migración puede contribuir al crecimiento del sector. El efecto de los subsidios agrícolas depende del nivel de desarrollo y del valor agregado de la agricultura en el PIB del país. En los países que tienen una economía diversificada, estos están relacionados con una menor emigración, tal vez porque permiten que las familias inviertan en sus actividades o las diversifiquen. En los países más pobres, donde la agricultura desempeña un papel importante en la economía y donde muchas de las actividades agrícolas están vinculadas a la subsistencia, los subsidios agrícolas parecen aumentar la emigración, probablemente al ayudar a aliviar las restricciones económicas. Esto puede deberse a que los subsidios en las economías diversificadas tienen por objeto la transición hacia actividades comerciales y posteriores a la cosecha, mientras que los de las economías pobres y principalmente basadas en la agricultura tienen por objeto reducir la pobreza de los agricultores de subsistencia. Si la reducción de la emigración es un objetivo de las políticas en estos países, debería incluirse o reforzarse su condicionalidad, preferiblemente con un resultado directo en el país de origen, como el rendimiento agrícola o la inversión. Además, los subsidios agrícolas pueden interactuar con la decisión de enviar remesas. Existe cierta evidencia de que los programas de capacitación aumentan la emigración, lo que sugiere que las competencias aprendidas mediante tales programas pueden ser útiles para trabajar en otros lugares. Los mecanismos de seguros agrícolas están vinculados a la emigración en Georgia, donde los programas están diversificados y ofrecen estabilidad e ingresos garantizados por medio de programas de dinero por trabajo y de la agricultura por contrato. Además, este tipo de programas disminuyen la tasa de migración de retorno hacia Georgia. Por otro lado, parecen reducir la emigración en Armenia, donde los mecanismos de seguros se centran principalmente en la compensación frente a los desastres naturales. Una explicación de ello es que en Armenia el programa de compensación se aplica a posteriori y por tanto requiere aún mayor aportación de trabajo por parte del hogar agrícola, que puede contar con este resultado como su única fuente de financiación, mientras que en Georgia la estabilidad y la parte garantizada de estos mecanismos pueden permitir la financiación de la emigración de un miembro del hogar. Además, los inmigrantes no suelen estar cubiertos por los programas de subsidios agrícolas y de seguros, que pueden limitar su contribución al sector, incluida la inversión en (y fuera) del sector.
A pesar de todo, los programas agrícolas individuales no deben considerarse como compartimentos estancos. Los subsidios agrícolas que permiten la transición hacia actividades posteriores a la cosecha necesitan otros programas adecuados que faciliten dicha transición, como infraestructura, mano de obra especializada y acceso más fácil a los insumos, como la tierra.
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Notes
← 1. Este capítulo centra su análisis en los hogares, lo que lo distingue del enfoque en los trabajadores agrícolas individuales del Capítulo 3.
← 2. Las actividades agrícolas domésticas consisten en actividades agrícolas a pequeña escala, dentro de los confines de la propia vivienda, similar a la artesanía familiar en el sector no agrícola.
← 3. La pregunta planteada a los hogares era si habían incurrido en gastos en bienes de producción agrícolas, como equipamiento agrícola. Es importante tener en cuenta que, en la mayoría de los casos, el marco temporal proporcionado fue de seis meses. Este no fue el caso en Armenia y Georgia, donde el plazo fue de un año. En Burkina Faso y Costa de Marfil el encuestado proporcionaba el marco temporal, que en la mayoría de los casos fue de un año (el 80 % y el 91 % de los casos respectivamente).
← 4. A pesar de que existe una correlación entre las remesas y los gastos agrícolas en Marruecos, esta no se ha confirmado mediante un análisis de regresión.