• La esperanza de vida al nacer sigue en aumento en la región de Latinoamérica y el Caribe (LAC), impulsada por la constante reducción de la mortalidad en todas las edades, y en particular de la mortalidad en menores de cinco años en todos los países (ver los indicadores "Mortalidad infantil" y "Mortalidad de menores de cinco"). Los incrementos de la longevidad pueden atribuirse a diversos factores, entre ellos el aumento de los estándares de vida, una mejor nutrición y la optimización de la infraestructura de agua potable y saneamiento (ver el indicador "Agua y saneamiento" en el Capítulo 4). La mejora de los estilos de vida, el aumento de la educación y el mayor acceso a servicios de salud de calidad también desempeñan un papel importante (Raleigh, 2019[1]).

  • La mortalidad infantil, es decir, las muertes de menores de un año, refleja el efecto de las condiciones económicas, sociales y ambientales en la salud de las madres y los bebés, así como la efectividad de los sistemas de salud. Factores como el nivel educacional de la madre, la calidad de la atención prenatal y del parto, el nacimiento prematuro, el peso al nacer, la atención inmediata al recién nacido y la alimentación del infante son determinantes fundamentales de la mortalidad infantil (ver las secciones "Nacimiento prematuro y bajo peso al nacer" y "Embarazo y nacimiento" del Capítulo 4). La diarrea, la neumonía, las infecciones y la desnutrición siguen figurando entre las principales causas de muerte tanto de madres como de bebés (ver las secciones "Desnutrición infantil" y "Sobrepeso u obesidad en adultos" del Capítulo 4). En la región de LAC, alrededor de un tercio de las muertes en el primer año de vida ocurren en el período neonatal (primeras cuatro semanas de vida o los días 0 al 27) (Black et al., 2016[3]).

  • La tasa de mortalidad en menores de 5 años es un indicador de la salud infantil, así como del desarrollo y bienestar general de una población. En el 2017, 5,4 millones de niños murieron en todo el mundo antes de cumplir los cinco años, de los cuales el 3,5% de los fallecimientos (188.000) ocurrieron en la región de LAC (UNICEF et al., 2018[5]). Como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), las Naciones Unidas han establecido la meta de reducir la mortalidad de los menores de 5 años al menos hasta 25 por cada 1.000 nacidos vivos para el 2030. Las principales causas de muerte entre los menores de cinco años son por complicaciones del parto prematuro (18%), neumonía (12%), complicaciones relacionadas con el parto (8%) y sepsis (7%). La desnutrición, la lactancia materna deficiente y la deficiencia de zinc son factores de riesgo que se superponen con la diarrea y neumonía infantiles – las principales causas infecciosas de morbilidad y mortalidad infantil (OPS, 2017[6]).

  • El desarrollo acumulativo de los países ha generado una “transición epidemiológica” en la cual las muertes prematuras se ven reemplazadas por los fallecimientos en la vejez, mientras que las enfermedades transmisibles van siendo sustituidas por ENT (Omran, 2005[7]). Este escenario también se observa en LAC, donde la carga de morbilidad de las ENT en adultos – el grupo etario con mayor productividad económica – acusa un aumento acelerado.

  • Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son la principal causa de muerte a nivel mundial y se estima que provocan 1,8 millones de decesos anuales en la Región de las Américas (OPS, 2017[6]). Las ECV cubren una gama de afecciones relacionadas con el sistema circulatorio, cardiopatía isquémica (CI) y ACV. La CI se origina por la acumulación de una placa ateroesclerótica en las paredes internas de una arteria coronaria, restringiendo el flujo de sangre que ingresa al corazón. Los ACV se refieren al grupo de afecciones relacionadas con los vasos sanguíneos que alimentan el cerebro. Los tipos de ACV se refieren al infarto isquémico, el cual se produce cuando se detiene o interrumpe el flujo de sangre al cerebro, mientras que el infarto hemorrágico ocurre cuando vasos sanguíneos debilitados se rompen y sangran dentro del espacio subaracnoideo (hemorragia subaracnoidea) o del cerebro (hemorragia intracerebral).

  • El cáncer es la segunda causa de muerte después de las enfermedades cardiovasculares (ECV) en los países LAC, provocando más de 670.000 defunciones en el 2018 en la región (Bray et al., 2018[10]). El cáncer ocurre cuando células anormales se dividen sin control y son capaces de invadir otros tejidos. Hay más de 100 tipos distintos de cánceres, la mayoría de ellos con nombres de los órganos de origen. Solo entre el 5 y el 10% de todos los tumores malignos son hereditarios, lo que significa que los factores de riesgo modificables como el tabaquismo, la obesidad, la falta de ejercicio físico y la exposición excesiva al sol, así como las exposiciones ambientales, explican hasta el 90‑95% de todos los casos de cáncer (Whiteman and Wilson, 2016[11]). La prevención, la detección temprana y el tratamiento siguen a la vanguardia de las herramientas para reducir la carga de morbilidad oncológica.

  • Las lesiones son una de las principales causas de muerte y discapacidad en todos los grupos etarios y cobraron más de 635.000 vidas en el 2015 en la Región de las Américas, lo que representa el 9,7% de todos los fallecimientos. Las lesiones son consecuencia de colisiones de tráfico, ahogamientos, envenenamientos, caídas, quemaduras, violencia por agresiones, actos auto-infligidos o de guerra, exposición a fuerzas mecánicas, así como desastres naturales. La magnitud del problema varía mucho de un país a otro según la causa, la edad, el sexo y el grupo de ingresos, pero las muertes por lesiones, tanto intencionales como no intencionales, son acontecimientos en gran medida prevenibles.

  • La mortalidad materna – la muerte de una mujer mientras está embarazada o dentro de los 42 días siguientes a la terminación del embarazo – es un indicador importante de la salud de la mujer y también para evaluar el desempeño del sistema de salud. En los Objetivos de Desarrollo Sostenible se estableció la meta de reducir la tasa de mortalidad materna mundial por debajo de 70 por cada 100.000 nacidos vivos para el 2030. En LAC se produjeron alrededor de 7.600 muertes maternas el año 2015, la mayoría evitables. Las principales causas fueron las hemorragias post-parto y la hipertensión gestacional, concentradas en los países con mayores tasas de fecundidad, mayor pobreza y menor acceso a servicios de salud de alta calidad (GTR, 2017[16]).

  • A nivel mundial en 2016, el número total de nuevos casos de tuberculosis (TB) se estimó en 10,42 millones, de los cuales más de 160.000 se registraron en LAC. El número de muertes por TB se estimó en 1,45 millones, de las cuales más de 15.000 se produjeron en LAC. La mayoría de estos casos y muertes por TB afectan de manera desproporcionada a los hombres, excepto en los primeros 15 años de vida en que la situación es similar en ambos sexos (GBD Tuberculosis Collaborators et al., 2018[18]). La mayoría de los casos de TB son evitables siempre que se diagnostique y se administre el tratamiento adecuado. La OMS declaró la TB como una emergencia sanitaria mundial en 1993 y la Alianza Alto a la Tuberculosis, coordinada por la OMS, fijó el objetivo de reducir a la mitad la prevalencia de la TB y la mortalidad asociada con ella para el 2015, en comparación con la base de referencia de 1990. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible prevén el fin de la epidemia de tuberculosis para 2030.

  • El VIH/SIDA llegó a la región de LAC a principios de los años ochenta y se propagó de manera heterogénea. El Caribe ha sido y sigue siendo una de las áreas más afectadas en términos de prevalencia, sólo superada por algunas regiones africanas (UNAIDS, 2019[20]). Las ONU han establecido la meta de eliminar la epidemia de SIDA como amenaza pública a través de un ODS para 2030, definido como la reducción del número de nuevas infecciones por VIH y de muertes relacionadas con el SIDA en un 90% con respecto a 2010 (UNAIDS, 2014[21]).

  • La malaria, el dengue y el Zika son tres enfermedades que se transmiten por las picaduras de mosquitos infectados. Están presentes en LAC con diversos grados de incidencia. La malaria es una enfermedad tropical ocasionada por un parásito transmitido por los mosquitos hembras Anopheles. Después de permanecer en el hígado, los parásitos de la malaria se multiplican en los glóbulos rojos, causando síntomas como fiebre, dolor de cabeza y vómitos. Como parte de los ODS, la ONU se estableció como meta acabar con la epidemia de paludismo para el 2030. Entre 2000 y 2017, ha habido una reducción global del 60% de las muertes por malaria, convirtiéndola en uno de los mayores éxitos de salud pública del siglo XXI (The Global Fund, n.d.[23]).

  • La diabetes es una enfermedad metabólica crónica, caracterizada por altos niveles de glucosa en la sangre. Se produce ya sea porque el páncreas deja de producir la hormona insulina (diabetes tipo 1, diabetes insulinodependiente, predisposición genética), que regula el azúcar en la sangre, o por una reducción de la capacidad de producir insulina (diabetes tipo 2, no insulinodependiente en la mayoría de los casos, relacionada con el estilo de vida), o por una reducción de la capacidad de respuesta a la insulina (resistencia a la insulina). Las personas con diabetes corren un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares como un infarto cardíaco o un accidente cerebrovascular. También corren un alto riesgo de perder la vista, de que amputación de un pie o una pierna debido al daño de los nervios y los vasos sanguíneos, y de sufrir insuficiencia renal que requiera diálisis o un trasplante. A nivel mundial, se estima que en el año 2014 había 422 millones de adultos con diabetes, en comparación con los 108 millones de 1980. La prevalencia mundial de la diabetes casi se ha duplicado desde 1980, pasando del 4.7% al 8.5% en la población adulta, responsable de 1,5 millones de muertes en 2012, con 2,2 millones de muertes adicionales debidas a una glucosa en sangre superior a la óptima (OMS, 2016[26]). En LAC, alrededor de 41 millones de adultos (mayores de 20 años) padecen diabetes y alrededor de la mitad de ellos no han sido diagnosticados y no saben que están desarrollando complicaciones a largo plazo.

  • El envejecimiento de la población tiene lugar de forma natural cuando se prolonga la esperanza de vida (ver el indicador "Esperanza de vida al nacer" en el Capítulo 1) y disminuyen las tasas de fecundidad. En LAC, la esperanza de vida ha aumentado alrededor de 4 años desde el año 2000 (ver sección "Esperanza de vida al nacer") y la fecundidad ha disminuido de 2,6 a 2 hijos por mujer, por debajo de la tasa de reemplazo de 2,1, necesaria para mantener el número de población actual. Esto último se ha dado debido a la mayor accesibilidad a la salud reproductiva, principalmente a los distintos métodos anticonceptivos (ver indicador "Salud reproductiva" en el Capítulo 4), y una mayor integración al mercado laboral. El envejecimiento poblacional es una consecuencia de las exitosas políticas de salud y desarrollo de las últimas décadas, pero no está libre de plantear problemas propios (CEPAL, 2019[27]).