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  • El auge económico de China representa un importante reto global. Durante los últimos años, China se ha expandido a pasos agigantados y se ha convertido tanto en una amenaza como en una oportunidad para los mercados emergentes. Su creciente demanda de materias primas es a la vez bonanza y reto para los países en desarrollo.

    El auge chino trae consigo beneficios inesperados, como el impulso del comercio de exportación de países cuyos bienes se relacionan con productos básicos. Pero este apetito por las materias primas está contribuyendo a la apreciación de la tasa de cambio nominal y real en la mayoría de los países latinoamericanos, lo que deriva en una menor competencia en la industria manufacturera. Al mismo tiempo, China ha emergido como un gran exportador de productos intensivos en mano de obra y de bajo contenido tecnológico y, cada vez más, también de bienes tecnológicamente sofisticados, intensivos en el uso del conocimiento. Esto representa desafíos para la mayoría de los países en desarrollo, en particular para otros líderes comerciales mundiales como México, en casi todos los sectores, desde textiles hasta productos industrializados con mayor valor agregado.

  • Este capítulo compara las condiciones de crecimiento en China y América Latina para valorar si es cierto el temor de que el país asiático supondrá una amenaza para las economías latinoamericanas en las décadas venideras. Las fortalezas de China radican en el tamaño de su economía, su estabilidad macroeconómica, la abundante mano de obra de bajo costo, la rápida expansión de la infraestructura y su capacidad de innovación. Sus debilidades se derivan de una separación insuficiente entre el mercado y el Estado, y redundan en un pobre gobierno corporativo, un sistema financiero frágil y una errática asignación de ahorros. Ahora bien, América Latina y China comparten debilidades importantes: la aplicación de la ley resulta insuficiente, la corrupción es endémica y la educación, además de ser pobre, está mal distribuida entre los diferentes segmentos de la sociedad.

  • La economía de China se ha expandido a pasos agigantados, con un progreso deslumbrante desde su primera apertura a la inversión extranjera y la reforma de 1978. Durante los últimos 25 años, después de un largo periodo de autarquía, el país ha emergido como un actor clave en el comercio mundial. Su adhesión a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001 marcó un hito. China representa tanto una amenaza como una oportunidad para los mercados emergentes latinoamericanos. En promedio, y a pesar de algunas excepciones, América Latina resulta claramente beneficiada por la integración china al mercado mundial. Este capítulo estudia las estructuras de exportación e importación de China, usando una base de datos de 620 productos diferentes. Se elaboran dos índices de competencia comercial para comparar los efectos de China durante el periodo 1998-2004 en 34 economías, de las cuales 15 son latinoamericanas. Generalmente, los resultados confirman que no existe una competencia comercial relevante entre China y los productos latinoamericanos en el mercado estadounidense. No es sorprendente que los países exportadores de productos básicos compitan en menor medida con el gigante asiático, dado que China es un importador neto de materias primas y un exportador de productos manufacturados. Sin embargo, el auge de China supone también una llamada de alerta para las economías latinoamericanas. El país se ha transformado espectacularmente, pasando de ser un exportador de productos intensivos en mano de obra y baja tecnología a un exportador de bienes intensivos en el uso del conocimiento y alta tecnología. Esta dinámica plantea retos a todos los países en desarrollo, en particular a muchos otros campeones del comercio como México, desde el sector textil hasta el de productos industrializados con mayor valor agregado.

  • Este capítulo analiza la amenaza competitiva que China puede suponer para la región de América Latina. Se centra en el impacto del ascenso de China como gran exportador de productos manufacturados, basándose en datos del periodo 1990-2002 (cuando se realizó este estudio, los datos para 2003 no se encontraban disponibles para todos los países). El capítulo analiza y compara el funcionamiento de las exportaciones y los patrones de especialización en el mundo y en los Estados Unidos, el principal mercado tanto para China como para América Latina.

  • ¿Hasta qué punto son sensibles las exportaciones latinoamericanas al impacto de la competencia china en los Estados Unidos, su principal mercado? Este capítulo calcula las elasticidades en la sustitución de importaciones estadounidenses y las utiliza para estimar los cambios en la cuota de mercado de América Latina y China en los Estados Unidos teniendo en cuenta tres escenarios: una apreciación sustancial de la divisa china, la plena liberalización comercial a nivel regional en América y la total eliminación de los cupos de importación para los productos textiles que entran en los Estados Unidos. Los dos primeros escenarios de cambio político internacional beneficiarían a las exportaciones latinoamericanas hacia el mercado estadounidense, a diferencia del tercero. Sin embargo, los tres efectos no son tan trascendentales como cabría imaginar en un inicio. Los eventos externos no son suficientes para compensar el balance comercial relativamente pobre de América Latina en relación con China. Los autores sugieren que se preste atención a políticas que podrían impulsar la productividad en la región.

  • Este capítulo analiza empíricamente si la incursión de China como receptor de IED ha afectado la cantidad de IED captada por los países de América Latina. Sobre el periodo más extenso posible (1984-2001), dada la disponibilidad de datos, no se halló una desviación de IED de América Latina hacia China, cuando se consideran otros factores importantes. No obstante, poniendo énfasis en los últimos años (1995-2001), cuando la IED tuvo auge a nivel mundial y se aceleraron las negociaciones para la entrada de China en la OMC, el “efecto chino” es altamente significativo. Evaluando el impacto país por país, la entrada de IED en China parece haber obstruido el flujo hacia Colombia y México, aunque no es el caso para otras cuatro grandes economías estudiadas.