Durante la última década, el Perú ha logrado un crecimiento económico excepcional. Con un crecimiento anual promedio de 6,3% en el PIB y 4,5% en el PIB per cápita, ha sido uno de los actores económicos latinoamericanos de mejor desempeño. Pudo sortear la crisis económico-financiera reciente y en 2010 registró una sólida recuperación. Este excelente desempeño estuvo fundamentado en políticas macroeconómicas sanas, reformas estructurales dirigidas a mejorar el funcionamiento de los mercados de bienes y de mano de obra y una apertura de la economía al comercio internacional y la inversión extranjera. Estas políticas han fomentado la inversión, la productividad y la generación de empleo. Asimismo, han permitido que el Perú aproveche sus ventajas comparativas en los sectores de recursos naturales y en las industrias tradicionales, logrando cosechar los beneficios de una creciente demanda tanto en economías desarrolladas como en mercados emergentes. Estas políticas también han comenzado a tener efectos positivos, aunque moderados, sobre los niveles de vida y la reducción de la pobreza.